La seriedad y la alegría son dos términos antagónicos, pero Javier Cantero, magistrado de la Audiencia Provincial de Zaragoza, no solo los reunía sino que sabía cómo combinarlos a la perfección. Cuando se vestía la toga para hacer justicia su semblante era propio de lo complicado que es decidir sobre la culpabilidad o inocencia de una persona, pero cuando se despojaba de ella siempre dibujaba una sonrisa que ya forma parte del recuerdo de todas las personas que lo conocían. Este martes fallecía en la clínica Montpellier de la capital aragonesa, donde ingresó al día siguiente del 23F, democrática fecha en el que este donostiarra de nacimiento y zaragozano de corazón cumplía años. 67 años hizo.

Una complicación en su salud impidió que se jubilara y pudiera disfrutar de su esposa y de sus dos hijos sin pensar en uno de sus quebraderos de cabeza diarios:dictar sentencia lo antes posible y aligerar papel. Los armarios de su despacho no eran un contenedor de tareas pendientes, sino todo lo contrario. Gala hacía de ser el juez con más juicios con jurado a sus espaldas, además de presidir los dos casos de corrupción más importantes juzgados en Aragón: La Muela y Plaza.

Le gustaban los retos después haber superado la batalla a una leucemia, pero su salud no era todo lo fuerte que él hacía ver. «Jodido» era la única palabra que uno le podía arrancar cuando se le preguntaba sobre su estado de salud a este magistrado que sintió atracción por el periodismo «y al que no le dejaron en casa». De ahí su trato siempre cercano y pedagógico con los profesionales de los medios de comunicación que a diario siguen la actualidad de los tribunales. Eso sí, él siempre decía que también escribía, pero sentencias.

De haber ejercido el periodismo Cantero hubiera sido de deportes. Su Real Zaragoza siempre en los comentarios, aunque muy pocos saben que también seguía a la Real Sociedad.

Su repentina muerte sorprendió especialmente a sus compañeros puesto que llevaba desde 1987 en Zaragoza. Primero como juez instructor. Su compañero en la Audiencia de Zaragoza y presidente, Alfonso Ballestín, reconoce «que va a echar en falta las deliberaciones para dictar sentencia porque era el único capaz de destensar el ambiente y que fluyera el fallo». «Un gran compañero al que no le asustaba ni los 84.000 folios del sumario del caso La Muela», apunta. En la Asociación Profesional de la Magistratura que presidió también deja vacío. Su responsable actual, Juan José Carbonero, destaca «su compromiso y humanidad». Este miércoles recibirá el último adiós, aunque creó jurisprudencia como juez y como persona.