El acondicionamiento de la carretera N-260, la vía que discurre paralela al Pirineo, ha superado la declaración de impacto ambiental en el tramo de la Ribagorza, lo que ha generado una reacción de mucha alegría en la comarca. Sin embargo, el proyecto que finalmente ha recibido el visto bueno del Gobierno central excluye cualquier actuación en el punto más conflictivo del recorrido, el congosto de Ventamillo, dado que atraviesa un desfiladero de gran valor ecológico y con un paisaje agreste digno de protección.

La alternativa que cuenta con la aprobación de Madrid supondrá la ampliación de la calzada hasta los nueve metros (que serán siete en los tres kilómetros que mide el congosto de Ventamillo). Con todo, se contempla ensanchar las curvas para facilitar el cruce de los vehículos pesados, al tiempo que se fija un límite de velocidad en 60 kilómetros por hora, pues el trazado exige una conducción prudente y muy atenta.

Otro aspecto relevante del proyecto es que da luz verde a la apertura de cuatro túneles, uno de ellos paralelo al existente en Ventamillo, de unos 500 metros de longitud.

Con todo, se trata de un logro a medias. Todavía falta lo más espinoso: conseguir los fondos necesarios para ejecutar la obra. Esta incertidumbre no ha impedido que los políticos de la zona vean este paso como una conquista en la ardua reivindicación por mejorar las comunicaciones de la Ribagorza con el resto de Aragón.

La alcaldesa de Benasque, Luz Gabás, destacó la importancia que tiene haber superado la declaración de impacto ambiental y pidió que se acelere el expediente para que las obras comiencen cuanto antes.

Jorge Llanas, presidente de los empresarios del valle de Benasque, se mostró contento por este avance e hizo un llamamiento a todos los habitantes y representantes políticos de la zona para que trabajen unidos para que el acondicionamiento de la N-260 sea pronto una realidad.