La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo. Lo dijo Nelson Mandela y es una idea que comparten pensadores, filósofos y mentes brillantes. Bien lo saben las miles de personas que ayer se enfrentaron a la primera prueba de la mayor convocatoria de oposiciones para el cuerpo de magisterio de la historia de Aragón, un exigente proceso de selección del que saldrá la nueva generación de maestras -ellas son amplísima mayoría-, en cuyas manos estará el futuro de la escuela pública. Aunque había más de 11.300 inscritos en las diferentes especialidades, finalmente se presentaron el 67% de ellos (unos 7.300), repartidos en las 19 sedes distribuidas en las tres capitales de provincia.

En sus mentes no había lugar para filosofar sobre la responsabilidad e importancia de esta profesión. Los nervios se apoderaban de todo. Y no es para menos. La mayoría de los opositores llevan meses y años dedicados en cuerpo y alma para lograr una de las 1.041 plazas de 16 especialidades (50 del régimen especial y 991 del cuerpo de magisterio) que componen esta oferta de empleo público. Para lograrlo deben superar un largo proceso pruebas teóricas y prácticas. «Esto es como la Quebrantahuesos de los maestros», bromeaba un grupo de opositores a la salida del examen de Infantil en la Facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza, una de las sedes.

«Es la quinta vez que me presento, pero nunca antes me había preparado tanto», aseguraba Olga, que cuenta con más de 15 años de experiencia docente como interina y confía en que «esta será la definitiva». «Son unas oposiciones muy duras... tengo ganas de que acaben ya», apuntó Marta, de 29 años y natural de Monzón. «Es la segunda vez que me presentó y creo que me ha ido bien, pero esto nunca se sabe», añadía.

Entrar en listas

Muchos aspirantes ven inalcanzable el objetivo de lograr una plaza por carecer de experiencia docente, que supone una parte importante en el sistema de puntuación. En este caso aspiran a entrar en las listas de interinos. Así les ocurre a Patricia Ezquerra, Ana Isabel Campo y Silvia Gavín, que han finalizado la carrera el curso pasado. «Son las primeras oposiciones y no vamos muy preparadas, pero hemos venido por probar e intentar en la segunda bolsa a ver si hacemos alguna sustitución», explican.

Otros opositores fueron solo a firmar porque no han estudiado. «He tenido una hija hace un año y no habido manera de prepararme, vengo para mantenerme en listas», explicó la turolense María López. «Este curso he estado cubriendo una plaza en un concertado y a la vez me he sacado Primaria, con que no me ha dado tiempo a estudiar», apunta Marta.

En Infantil, los temas elegidos por sorteo fueron el uno, el 13 y el 16. Por este último, dedicado a la organización de los espacios y el tiempo, se decantaron la mayoría de los consultados. «Era el mejor para inventar, lo malo es que lo ha elegido mucha gente», comentaban.

Aunque ayer había oposiciones de magisterio en casi toda España, en la prueba de Infantil hubo un nutrida presencia de valencianos, como las jóvenes Sofía Carot y Sandra Carmona. «En nuestra comunidad no hay este año y no habrá hasta el 2021», explicaron. La suerte está echada.