La decisión del Gobierno de Aragón de poner fin a las ayudas oficiales que financiaban el programa Amarga Memoria, que sostenía desde la búsqueda de fosas hasta labores de difusión sobre la guerra civil, ha sido recibida con pesimismo por las asociaciones aragonesas que nacieron al calor de la recuperación de la memoria histórica. En su opinión, el trabajo que vienen desarrollando puede verse retrasado e incluso interrumpido si carecen de fondos para sufragarlo.

"Es lamentable que la DGA no esté dispuesta ya a colaborar en nuestras actividades", señaló ayer Miguel Soriano Catalán, de la Asociación Pozos de Caudé. "El PP no estaba a favor de la memoria histórica y aprovecha su mayoría para eliminarla, pero habrá que seguir adelante porque queda mucho por hacer", explicó.

Soriano teme que se paralice la búsqueda y exhumación de fosas, que no se termine el mapa de enterramientos y que ya no se lleve a cabo el plan para colocar monolitos en las zanjas con fusilados de la guerra civil que se han excavado hasta la fecha.

Paz Giménez, presidenta de la Fundación Bernardo Aladrén, vinculada a UGT, evitó pronunciarse sobre el motivo de la desaparición de las ayudas de la Administración, pero indicó que el programa del Partido Popular no hacía ninguna referencia a la cuestión.

"Lamentamos mucho esta noticia, pues significa una vuelta atrás, un retroceso en lo que se venía haciendo hasta ahora", manifestó Giménez, que la reducción de los fondos públicos afectará a los trabajos de investigación sobre la contienda y sus consecuencias, a la publicación de libros y al programa de intercambios con centros escolares del sur de Francia que desarrollaba la Fundación Bernardo Aladrén. "No cabe duda de que nuestra labor se resentirá, pero seguiremos adelante", aseguró.