Parecía un miércoles por la tarde tranquilo, y en tan solo unos minutos, sobre las cuatro y media, una joven se debatía entre la vida y la muerte en un centro comercial de Barcelona. Una aragonesa se convirtió en una heroína. «Estaba paseando con una amiga por Diagonal Mar, en Barcelona, cuando escuchamos un ruido como si alguien se cayese. Nos acercamos y vimos a una mujer gritando y a una chica en el suelo. No lo pensé y me abalancé sobre ella, pedí unas tijeras para cortarle la ropa y comencé a realizarle compresiones torácicas que alterné con las descargas de un desfibrilador que disponía el centro, mientras llegaban los servicios sanitarios». Tras realizarle «dos descargas» y los masajes cardiovasculares, la mujer, de 28 años, volvió a respirar y continúa ingresada en el hospital para descubrir la causa de esta muerte súbita que, por suerte, tuvo un final feliz.

Su salvadora fue la valderrobrense Sonia Guimera, una radióloga que desarrolla su labor en el hospital de Reus. Un empleo que compagina con impartir clases de primeros auxilios a través del Proyecto Andrea, una inciativa de SANIFORM Formación Sanitaria donde, de forma voluntaria y gratuita, instruyen a personas sobre las técnicas utilizadas para salvar vidas. En la organización se ha planteado comenzar la instrucción de primeros auxilios en Aragón pero todavía no han confirmado dónde y cuándo se impartirían dichas clases.

Por esta razón, Guimera recalcó lo importante que es dominar esta técnica y saber reaccionar en una situación similar. «Todos los que estaban alrededor sentían miedo y se veían bloqueados pero eso es lo único que no hay que hacer» porque la víctima «peor no va a poder estar porque en un caso de muerte súbita, está muerto y lo que hay que intentar es hacer que vuelva en sí como sea», reiteró. Por lo que instó a que «todo el mundo aprenda la técnica de primeros auxilios» para que en un caso de estas características, «se pueda evitar un mal mayor».

Además, la radióloga reivindicó la necesidad de disponer desfibriladores externos automáticos (DEA) en todos los establecimientos públicos porque «gracias a que en el centro comercial había, pude salvarle la vida». Además, la radióloga afirmó que los supervivientes de un paro cardíaco extrahospitalario tienen «mejor pronóstico» si han sido tratados «con un desfibrilador de uso público», así como «más posibilidades de seguir vivo y no tener secuelas o que éstas sean leves».

La experta explicó lo fácil que es manejar un aparato de tales características. «El desfibrilador mide las constantes vitales e indica dónde se tienen que colocar los parches. Tras esta rápida evaluación, el aparato señala si necesita descarga y en el caso de que sí, cuántas necesitaría», justificó.

La muerte súbita se produce en personas aparentemente sanas, aunque los más propensos a padecer esta parada cardiorrespiratoria se da en neonatos y en personas de avanzada edad. Según las autoridades sanitarias, un 12% de las muertes en España son de este tipo, concretamente, alrededor de 50.000.