Las farolas de la calle Alfonso de la capital aragonesa -y de algún que otro elemento urbanístico de la ciudad, como la estatua del joven sentado en la plaza San Felipe- permanecieron ayer tapados con mantas térmicas para recordar el drama de los refugiados.

Esta acción, que tuvo por objetivo denunciar el olvido de la situación de la población en búsqueda de refugio y el incumplimiento de la legislación internacional, estuvo apoyada por varios carteles que reclamaban medidas como Vías legales y seguras. Los mismos incidían en la necesidad de acoger e integrar y de respetar tanto los derechos humanos como los acuerdos internacionales que los amparan. La acción coincidió, además, con el aniversario de la llegada del buque Aquarius al puerto de Valencia.

Por otro lado, el jueves, día de las personas refugiadas, la plaza de España de Zaragoza acogerá una concentración a las 8 de la tarde para reivindicar la necesidad de desbloquear la situación de estancamiento y abandono de los refugiados.

Esta protesta, que llevará por lema No seas parte del muro, está organizada por el colectivo 20-J, conformado por la Federación Aragonesa de Solidaridad (FAS) y las plataformas Ciudadana contra el racismo y la Xenofobia y Zaragoza Acoge.