--¿Qué balance hace del curso recién concluido?

--Personalmente ha sido muy complicado. Desde noviembre, cuando accedí a la presidencia de la CRUE --Conferencia de Rectores de Universidades Españolas--, asumo mucha más tarea. Y desde el punto de vista de la Universidad de Zaragoza, ha sido un curso difícil porque, una vez más, nos encontramos con que la situación económica no está bien tanto en financiación como en liquidez. En este último apartado, además, la situación se ha agravado porque necesitamos un crédito a corto plazo ya que, en verano, los ingresos han disminuido y la financiación básica procedente de la DGA no es suficiente. Pero para recurrir a un crédito así ahora hace falta la autorización del Gobierno y de Madrid y es más complicado.

--¿De qué cantidad estamos hablando?

--De unos pocos millones, pero eso se cierra a final de año generalmente.

--¿Sigue descartado volver a recurrir a la deuda a largo plazo?

--Sí. Tenemos dos problemas. Por un lado, la financiación es insuficiente y la transferencia básica de la DGA está lejos de cubrir las necesidades y debemos recurrir a recursos propios para pagar nóminas. Pero, en verano, no tenemos ingresos por las matrículas y por eso tenemos que apelar a la deuda a corto plazo, aunque reitero que está difícil porque el déficit de la comunidad autónoma hace que se necesite autorización del Estado y eso lo retrasa todo.

--¿Hay dificultades para pagar nóminas?

--No, pero también hay que responder con los proveedores....

--La consejera Serrat aseguró que se acordaría un nuevo modelo de financiación para la universidad antes de agosto. ¿Hay algún avance?

--Hay una buena noticia. Hemos mantenido negociaciones con la DGA y, aunque no hemos llegado a un acuerdo, nos hemos aproximado mucho y esperamos un desenlace antes de vacaciones o inmediatamente después. La manera de saber si ese acuerdo funciona es que conozcamos con antelación cuánto dinero va a ir en la propuesta de presupuesto que se enviará a las Cortes. Llevamos muchos años enterándonos de esta por lo que leemos en los borradores que se llevaban al Parlamento y espero que este año no sea así.

--¿Cómo será el modelo? ¿Qué duración tendrá?

--Es un modelo y, como tal, tiene algo positivo, pero es peor que el había firmado con el Gobierno anterior. Incluye actuaciones previsibles, que es lo que necesitamos, como saber de cuánta financiación dispondremos los próximos años. No debo decir nada más.

--También existe un compromiso para dotar de una partida para infraestructuras después de que en los presupuestos de la DGA volviera a dejarse vacía la aportación en este apartado, pero Hacienda mantiene que no hay novedad. ¿Se ha desbloqueado ya la situación?

--El modelo de financiación incluye un plan de infraestructuras paralelo, pero para el 2014 no hay nada.

--¿Decepcionado?

--Agradezco los esfuerzos de la consejería, pero la experiencia me hace esperar a que las declaraciones se hagan realidad. Por eso no estoy decepcionado, ya que no me había hecho grandes ilusiones. Eso sí, la situación es altamente insatisfactoria porque Educación no tendrá la partida para equipamiento y seguimos utilizando mobiliario de segunda mano que, sin embargo, no llega para todas las instalaciones. Y Filosofía está cada vez más vieja con los problemas de seguridad que eso conlleva tanto para este centro como para otros que también necesitan actuaciones urgentes. Y el tiempo pasa.

--Educación, en consecuencia, no estará a pleno rendimiento en septiembre, como era el objetivo.

--No. Al menos el profesorado está muy contento porque, aunque ya sabían a dónde venían, sienten el alivio propiciado por las nuevas instalaciones.

--¿La universidad enciende las alarmas?

--Hace tiempo que están encendidas a medio plazo tanto en esta como en otras universidades.

--¿Lo peor ha pasado ya?

--No lo creo. Hoy por hoy no contemplo ninguna medida objetiva que permita decir que lo peor ha pasado en cuanto a la Universidad de Zaragoza. Porque estamos peor que el año pasado, con cero euros para obras, falta de liquidez, la misma financiación. Y, sin embargo, sube el salario de los profesores porque aumenta la antigüedad. También la investigación está peor. Y, como le digo, no conozco la partida de que dispondremos el año que viene. Desde que soy rector, cada año se ha ido a peor y no hay ninguna cuestión que me permita pensar que ahora será distinto. Teníamos un modelo de financiación aprobado por la DGA que no se ha aplicado y ninguna expectativa aclarada, aunque confío en que el futuro nuevo modelo aliviará la situación actual.

--Ha vuelto a bajar el número de solicitudes para acceder a la Universidad de Zaragoza. ¿En qué medida cree que influye la incertidumbre respecto a las ayudas procedentes del ministerio?

--Influye, por supuesto. Las becas son más difíciles y las tasas han subido. Todo eso, unido al alto índice de paro juvenil, conforma una explicación razonable y la sensación de para qué ir a la universidad. No lo tengo estudiado y no lo puedo asegurar, pero creo que no está relacionado con la demografía.

--¿Cómo es su relación con el ministro, José Ignacio Wert?

--Cordial. Con discrepancias, pero ha mejorado porque hay más contacto.

--Al acceder a la presidencia de la CRUE aseguró que lo dejaría si entorpeciera su labor como rector. ¿Lo hace?

--En algunas cuestiones, como tener menos disponibilidad para ver a personas con las que te gustaría encontrarte o no poder acudir a actos en los que me gustaría estar sí puede repercutir, pero en lo que es la gestión de fondo lo estoy llevando bien. Luego está la presión personal del trabajo y el esfuerzo, pero puedo con ello. El cargo es como me lo había imaginado, con las consecuencias propias de ser la imagen del sistema universitario español.

--¿Ve indicios que hagan pensar en un cambio de la política universitaria del Estado?

--No veo indicio alguno. En todo caso, como las universidades dependen de las comunidades autónomas y dentro de nada estaremos en periodo electoral, supongo que la política universitaria entrará en stand by salvo algunas medidas que pretenden aprobar ahora, como la reducción en la duración de los grados universitarios.

--La captación de recursos para investigación por parte de la Universidad de Zaragoza ha caído un 60% en tres años. ¿Cuál es el panorama de cara al futuro?

--Son unas pérdidas importantes aunque se han aumentado los recursos europeos. Este año hay una caída importante en la inversión específica en investigación y en la posibilidad de contratar profesorado. Se tarda mucho en construir un prestigio y talento universitario y muy poco en perderlo. El daño a medio plazo en este sentido es muy importante y todos tenemos que ser conscientes de ello. Muchas veces no nos damos cuenta de que la universidad española es responsable de las dos terceras partes de la investigación científica del país.

--¿Qué objetivos se marca en los dos años que le restan de mandato al frente de la universidad?

--Seguir gestionando eficazmente los recursos que tenemos, consolidar el sistema de garantía de calidad de las titulaciones e implantar este año el nuevo sistema de dedicación del profesorado, que no solo medirá la calidad de la docencia sino de la investigación, aunque cuando haya más recursos se podrá investigar mejor.

--¿La Universidad de Zaragoza goza de buena salud, pese a todo?

--Estamos algo mejor de lo que podríamos estar. A pesar de todo, la universidad está efectuando el tránsito por este periodo delicado con mucha tranquilidad y está cada vez más consolidada. Lo ideal es que no se deteriore más la cuestión de la investigación. Si se experimenta pronto algún tipo de recuperación y el nuevo modelo financiero aporta un poco de aire y sube la tasa de reposición del profesorado, daremos un paso adelante y la universidad lo recibirá reforzada. Estoy convencido.