La anécdota se produjo a principios de 1980, cuando los guerrilleros sandinistas habían conseguido expulsar al dictador de Nicaragüa, Anastasio Somoza, pero tenían que ponerse de acuerdo entre ellos si querían gobernar. Existían (y siguen existiendo) varias facciones: Terceristas, Grupo de los Doce y los batallones de Edén Pastora. Éste último, el mítico Comandante Cero, acuñó la siguiente sentencia en el curso de las negociaciones: «Lo importante de cualquier alianza no es con quién se haga, sino contra quién».

En esa clave de realidad podríamos analizar la política ficción de los partidos aragoneses, en su batalla por gobernar.

Hace unos días veíamos a la portavoz popular, Mar Vaquero, sentada frente al líder socialista, y presidente de la Comunidad, Javier Lambán, advirtiéndole sobre sus futuras alianzas. Diciéndole, por lo bajo, que de pactar el PSOE con Podemos, de cerrar alianzas o acuerdos de gobierno, como ha sucediddo en la Castilla-La Mancha de García-Page, el PP iba a estar radicalmente enfrente, puesto que lo analizaría como una alianza contra ellos, en esa clave interpretativa de Edén Pastora a que me refería al principio.

Lambán, en la guerrilla interna y en la guerrra externa que tiene montadas se acogerá al verano con el alivio de una tregua, pero en septiembre volverán las campañas, la elección interna, y en las Cortes de Aragón los prolegómenos de un nuevo debate presupuestario.

No apenas acaban de cerrar sus señorías el de 2017 y ya van a entrar a vueltas con el del 2018, donde el PSOE va a necesitar de nuevo todos los votos de la izquierda. De Chunta, se supone (Biscarrués mediante) que los tiene, puesto que CHA se aleja cada vez más de esa nueva izquierda alternativa de Echenique y Santisteve y habla desde la consejería de Vertebración con el lenguaje de los hechos, como Ibercaja (esto sí es un oxímoron). Soro no abandonará a Lambán salvo causa mayor, pero difícilmente compartiría gobierno con los morados, moviéndose los próximos meses, casi seguro, el PSOE en alianzas inestables y con una derecha intransigente al pacto, siquiera sectorial. Un PP que cree tener al PSOE totalmente en contra, cuando en Madrid ha facilitado la gobernanza de Rajoy y otras leyes y acuerdos.

Tácticas, movimientos, estrategias... El verano se nos echa encima con nada cerrado y todo por firmar.