La Marcha del Ebro llegó ayer a la localidad de Fabara dentro de su recorrido para reivindicar su oposición a los trasvases, la construcción de grandes embalses y a las obras hidráulicas faraónicas.

Los participantes celebraron una comida en Maella durante la cual mantuvieron un encuentro con el presidente del Sistema de Riegos del Matarraña, José María Puyol, quien apostó en su momento por una utilización racional del regadío en beneficio de las explotaciones agrarias familiares.

En una charla distendida, «quedó claro que es posible armonizar el respeto por el medio natural y el aprovechamiento humano», según destacó uno de los organizadores de la marcha.

Una vez en Fabara, su alcalde, Francisco Doménech, recibió a los integrantes de la iniciativa y se realizó una visita al mausoleo romano y a la estación depuradora de aguas residuales.

«Se trata de una visita obligada para quien quiera ser testigo de cómo es posible una gestión eficaz, sostenible y económicamente viable desde la autonomía municipal», recalcó un miembro de la Marcha del Ebro.

En este sentido, en una nota remitida por la organización de la protesta se explica que el Ayuntamiento de Fabara «rechazó el convenio que le ofrecía la DGA», por considerarlo «oscuro e injustificablemente caro». Consiguió la colaboración de la Politécnica de Madrid, que diseñó una depuradora extensiva, con aneas flotantes, en canales, que ocupa algo menos de una hectárea y tiene capacidad para una población de 3.000 habitantes.

El consistorio invirtió 250.000 euros, siendo que la propuesta por el Gobierno de Aragón tenía un coste de 2.500.00 euros, según señalaron los organizadores de la Marcha del Ebro, que aseguraron que el modelo ha merecido el interés del Estado de Nueva York, que ha decidido promover depuradoras similares a la que se hizo en Fabara.