Al grito de Pablo Hasél libertad, Zaragoza Antifascista o Pablo, hermano, estamos a tu lado centenares de ciudadanos recorrieron las calles de Zaragoza y Huesca en la tarde de ayer contra la entrada en prisión del rapero Pablo Hasél.

La más multitudinaria fue la de la capital aragonesa. Empezó como una concentración gris y descafeinada en el estanque del campus San Francisco, pero poco a poco la zona del estanque se fue llenando de ciudadanos que movidos por la masa iniciaron una manifestación no autorizada que finalizó en la plaza de La Magdalena. Unas 400 personas formaron parte de la protesta, según contabilizó desde el aire el helicóptero del Cuerpo Nacional de Policía, frente a los 3.000 que ofrecieron los organizadores.

No hubo que lamentar incidente alguno como sí ocurrió en otras ciudades españolas. Hubo momentos de tensión, especialmente cuando discurrieron frente a la comisaría de Delicias o la del paseo Teruel por si acordaban atacarlas como ocurrió el día anterior en Vic, pero fue todo lo contrario. Un cordón policial les rodeaba para controlarles y cortar al tráfico porque parecía que iban sin rumbo fijo. Misma actitud demostraron cuando pasaron delante de la Comandancia de la Guardia Civil de Zaragoza, situada junto a la Puerta del Carmen, y la sede del Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA).

Finalizaron en la plaza de La Magdalena, donde se leyó un manifiesto y se organizaron nuevas convocatorias. Con una bandera republicana anudada al cuello, un quinceañero caminó solo por el centro de la marcha. Aunque fue su primera vez en una manifestación, tenía claro que la movilización «debía ser pacífica». «No es normal que te metan a la cárcel por tuits o canciones. Por eso estoy aquí», defendió.

Ya en La Magdalena, barrio en el que acaban la mayoría de concentraciones de grupos antisistema, hubo alguna que otra provocación a los policías allí presentes, pero la respuesta fue la indiferencia. Se encendieron bengalas y todo finalizó.