La manifestación contra los recortes de la troika tuvo una palabra fetiche: dimisión. Mareas y colectivos pidieron el relevo del delegado del Gobierno, Gustavo Alcalde, y de la consejera de Educación, Dolores Serrat. Durante una hora, las mareas ciudadanas recorrieron las calles del centro de la ciudad acompasados por un eslogan común: No queremos, no nos da la gana ser una provincia de la banca alemana que completaba el lema del encuentro Pueblos juntos contra la troika.

Convocada y organizada por el Movimiento Hacía un Estado Laico (MHUEL), segun la Delegación de Gobierno acudieron 400 personas a la protesta, en cambio, el colectivo contabilizó alrededor de 2.000. Al margen de la guerra de cifras tradicional, 83 colectivos, en los que se encontraban las mareas de todos los colores, el Movimiento 15M, StopDesahucios o el Frente Cívico, se unieron en el 1-J para mostrar su rechazo absoluto a las medidas impuestas desde la troika europea.

SIN INCIDENTES

El momento más tenso se produjo en la calle Alfonso a la altura de la casa de Serrat. Los indignados entraron por la calle mostrando sus manos en alto y gritando el ya conocido mensaje de "estas son, nuestras armas" o "la calle no es tuya es de Alfonso". Se auguraba que el portal de la consejera de Educación iba a ser una parada segura por cada una de las mareas. Y así fue.

Completamente acordonado por la Policía Nacional, el presidente de MHUEL, Jorge García, se colocó ante la puerta de la consejera para evitar incidentes que afearan una manifestación "pacífica", explicó. Este gesto halagado por unos, no gustó a todo el mundo. En la cola de la manifestación un grupo reducido de personas mostró su enfado por no poder pararse frente al portal de Serrat. "No podemos coartarnos nosotros mismos los derechos", decía uno de ellos.

Aún así, todos los grupos lanzaron sus mensajes de "fuera" y "vergüenza" acompañados de pitos y sirenas de policía mientras pasaban por el portal de Serrat.

Las pancartas de sí se puede fueron acompañadas por un grupo de titiriteros con sus flautas, narices rojas de payasos o una sábana blanca de cuatro metros de largo ondeada por la marea sanitaria que recordaba que la sanidad no se vende, se defiende. El verde, amarillo, blanco y rojo volvieron a dar el toque de color a la protesta social.

HARTAZGO

"Se va a acabar la paz social" porque "no nos representan". Este era el sentimiento de los centenares de personas que terminaron en la plaza del Pilar compartiendo espacio con las casetas de Zaragoza Diversa. "Queremos denunciar la pérdida de soberanía", explicó el presidente de MHUEL en relación al "control y las imposiciones" de la troika. García denunció que "se está utilizando la vía policial como medio para reprimir las protestas sociales".

CHA e IU apoyaron la manifestación. El Secretario General de Organización de CHA, Chuaquin Bernal, aseguró que la celebración del 1-J era "la reacción social ante la crisis y el modelo económico actual". Afirmó que la presencia de cientos de manifestantes era "la respuesta ante el hartazgo generalizado" al que se ha llegado con los recortes.

"Solicitamos la dimisión del delegado porque lo que quieren es que volvamos a otros tiempos más negros. Son gobernadores civiles que reprimen a ciudadanos que reclaman sus derechos", sentenció Bernal haciendo referencia a la prohibición, hasta en dos ocasiones, de la subdelegación a que el recorrido de la manifestación incluyera por la calle Alfonso.

Fue un auto de urgencia del TSJA emitido el viernes, en el que se autorizó el itinerario solicitado por MHUEL "debiendo las Fuerzas y Cuerpos del Seguridad del Estado hacer compatible la manifestación con los actos programados por la Casa de las Culturas" en la plaza del Pilar.