Aragón no va de farol en su apuesta decidida y unitaria por acoger la primera fábrica de baterías para coches eléctricos que promueve el Gobierno de España contando con los fondos europeos. La posición aventajada con que cuenta en la pugna por este gran proyecto, por la que están en liza hasta seis autonomías más, quedó patente en una jornada sobre movilidad organizada este lunes por la DGA, donde la comunidad exhibió los credenciales de que dispone para captar este proyecto milmillonario, que de quedarse aquí garantizaría el futuro del sector del automóvil y mantener un elevado volumen de empleo industrial de calidad.

Estas fortalezas las pudo constatar la propia ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, que inauguró el acto —de forma telemática— con una conferencia en la que dejó claro que se trata de una sólida candidata por esta instalación. Por ello, no dudó en animar a la comunidad y a su mayor valedor, el fabricante automovilístico Stellantis (antes PSA), a sumarse al primer Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (Perte) que ha impulsado el Estado, centrado en el vehículo eléctrico, y presentar «un proyecto viable para que la fábrica de baterías se ponga» en esta tierra.

Maroto ensalzó las puntos fuertes de Aragón en el ámbito de la automoción, por contar con «actores relevantes de toda la cadena de valor», a los que instó a participar y ser «parte activa» del consorcio público-privado del Perte, del que ya forman parte Volkswagen e Iberdrola. Esto supuso una invitación directa al fabricante de vehículos de Figueruelas para se sume a la iniciativa. «Es una oportunidad única para reforzar la apuesta del Gobierno de Aragón y del grupo PSA --ahora Stellantis-- por la movilidad eléctrica», remarcó.

En una intervención anterior en un foro celebrado en Madrid, la ministra avanzó precisamente que en unos días habrá nuevas incorporaciones a este consorcio. Aunque no dio nombres, suena con fuerza el de Renault, que hoy recibirá la visita del rey Felipe VI y del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su planta de Palencia para dar a conocer el plan industrial de la marca en España. Maroto también prometió que el Ejecutivo español va a ser «muy riguroso» a la hora de elegir el mejor proyecto para ubicar este importante industria, algo que definirá «un grupo» para que se haga la elección con «criterios de transparencia y rigor».

Claves de la inversión

La inversión para la construcción de un gigafactoría de producción de celdas de baterías rondaría entre los 2.000 y 3.000 millones de euros, pero para que el proyecto sea viable requiere unos volúmenes de producción de vehículos eléctricos suficiente en plantas de automoción cercanas. Luca de Meo, consejero delegado de Renault, estimaba en enero que serían necesarios entre 300.000 y 400.000 unidades. En este punto, crece la teoría de que Zaragoza es la zona que dispone de mejores argumentos para hacerse con la localización de la primera fábrica de estas características, al ser el centro de más del 80% de la producción automovilística nacional en un radio de 350 kilómetros.

Este aspecto fue destacado ayer por la consejera de Economía, Marta Gastón, que aseguró que Aragón cuenta con «grandes mimbres» y «fortalezas competitivas» en esta pugna. Además de la ubicación estratégica, recordó que la comunidad cuenta con un «enorme» potencial logístico e intermodalidad de transporte (carretera, ferroviaria y aérea), lo que supone una «auténtica ventaja comparativa» de cara a la instalación del este proyecto. A estas ventajas, el vicepresidente y consejero de Industria, Arturo Aliaga, añadió las de la «parte energética», también «trascendental» para el coche eléctrico, un campo en el que Aragón es líder nacional en a generación renovable y dispone de «buenas» infraestructuras de transporte de la luz.

Zaragoza, pionera

El hasta hace poco director de Stellantis en Figueruelas, Juan Antonio Muñoz Codina, recientemente ascendido a jefe del clúster de vehículos comerciales ligeros del grupo, también ensalzó los «puntos fuertes» de Aragón y recordó que la factoría zaragozana ha sido la pionera en España y una de las primeras a nivel mundial en la fabricación en serie de un coche 100% eléctrico.

A su juicio, tres son los factores clave para determinar la ubicación de una fábrica de baterías: que el territorio en que se implante esté dispuesto a acompañar una inversión de esa magnitud, que haya un socio que tenga el conocimiento para producir esta tecnología y contar con uno o más fabricantes de automóviles dispuestos a aportar el consumo. En este contexto, concluyó, Zaragoza está «perfectísimamente situada» para ser «uno de los primeros candidatos» para este tipo de inversiones, por lo que animó «a pelear en esa dirección porque tenemos todo lo preciso para que esto sea posible».

«Con fábrica o sin fábrica, la electromovilidad tiene un futuro formidable en Aragón» y «títulos suficientes para aspirar a liderarla», afirmó el presidente Javier Lambán en la clausura de la jornada, en la que también se puso en valor el proyecto Mobility City que se instalará en el pabellón puente de la Expo.

Épila, proveedor del coche eléctrico

Aragón está dando pasos importantes en el camino para la integración de las baterías en la cadena de valor de la industria del automóvil. Además de contar con una fábrica como la de Stellantis de Figueruelas, que ya tiene un pie en la movilidad eléctrica al ensamblar desde hace un año un vehículo 100% enchufable (el Corsa-e), en próximas fechas va a pasar a tener un proveedor de primer nivel en la producción de las carcasas donde van alojadas las cédulas o módulos energéticos. Se trata de la fábrica de Proma en Épila, que a partir del próximo mes de julio suministrará estos componentes a todas las factorías de la antigua PSA en España, lo que redundará en una ampliación de la plantilla.

El anuncio lo hizo Juan Antonio Muñoz Codina durante su intervención. «Lo digo con orgullo. En Aragón ya existe el segundo pilar de la integración de las baterías en la cadena de valor del automóvil», afirmó en referencia a Proma. Recordó asimismo que desde el pasado enero, la fabrica de Figueruelas dispone de un taller para el ensamblaje de estos equipos de almacenamiento de energía eléctrica, un área en la que trabajan ya 80 personas.