Más de 11.600 personas sufren daño cerebral adquirido en Aragón, una de las primeras causas que provoca la discapacidad pero que, según apuntan desde la Asociación Aragonesa de Daño Cerebral Adquirido (Atecea), es "la más desconocida" para la sociedad.

Se trata de una enfermedad que viene derivada por un traumatismo craneoencefálico, un ictus o un tumor y cuyas secuelas pueden ser tanto físicas, como cognitivas, sensoriales, psíquica o sociales. "Un accidente de tráfico puede provocar el daño cerebral adquirido, por eso es muy importante que la personas tengan prudencia en el volante. También para prevenir un ictus la lucha contra la obesidad, la hipertensión arterial y el tabaquismo son los ejes de la prevención", explicó Teresa Rueda, que lleva 15 años al frente de Atecea.

La asociación atiende a 106 pacientes y cuenta con tres fisioterapeutas, dos neuropsicólogos, una psicóloga, una logopeda, tres terapeutas ocupaciones y tres auxiliares. "Somos una familia con el único objetivo de ayudar.

REHABILITACIÓN

El cerebro es el disco duro de cualquier persona y como consecuencia del daño cerebral se puede sufrir paraplejia o hemiplejia, pérdida de la memoria, del olfato o de la vista, así como un trastorno de conducta personal que puede llevar a los pacientes a sentirse aislados o excluidos de la sociedad. También puede derivar en una invalidez total y el paciente requiere un apoyo", añadió Rueda.

En España, se estima que más de 300.000 personas sufren daño cerebral adquirido, cuyas secuelas se pueden minimizar gracias a la rehabilitación. En este sentido, desde el colectivo aragonés piden "una mayor" atención por parte de las Administraciones públicas y reclaman "más dedicación" en el apartado de investigación para evitar el número de casos. "Ni en Huesca ni en Teruel tenemos centros especializados que traten a estos pacientes, cuyas vidas se ven truncadas de repente y pasan de ser autónomas a dependientes. El sistema sanitario ha avanzado para salvar vidas, pero la sociedad y los gobiernos no han ido de la mano. Las ayudas o subvenciones son inexistentes", reclamó Rueda.

"El escaparate puede ser perfecto, con personas que luchan día a día contra la enfermedad y en muchos casos mejoras, pero la trastienda del daño cerebral adquirida está muy mal. Hay muchas carencias", insistió.