Doscientos mil aragoneses sufren artrosis, enfermedad dolorosa e incapacitante que ya se ha convertido en la segunda causa de baja en la comunidad y en todo el país. De momento, esta dolencia no tiene cura. Aún así, los laboratorios confían en las nuevas posibilidades terapéuticas de los condroprotectores, un tratamiento que, además de aliviar el dolor y mejorar la capacidad funcional de los pacientes, puede retrasar el avance de la artrosis y no provoca efectos adversos.

En toda España, esta dolencia ya afecta a más de 5 millones de españoles. A pesar de su elevada prevalencia, la incapacidad y dolor que provoca, y el elevado coste sociosanitario y económico que supone, el tratamiento tradicional sólo ataca los síntomas de esta enfermedad.

Sin embargo, gracias a la investigación realizada en farmacología básica y clínica, este panorama ha cambiado con la aparición de los condroprotectores, fármacos que actúan directamente sobre el cartílago articular y que tienen la capacidad de prevenir, retrasar, estabilizar o incluso reparar o revertir las lesiones del cartílago y/o del hueso.

"La revolución de esta nueva terapia condroprotectora radica en su capacidad para atacar la enfermedad de raíz, evitando así el proceso degenerativo que tiene lugar en la articulación", explican los responsables de Bioibérica Farma, uno de los laboratorios que actualmente está trabajando en esta nueva línea terapéutica.

Al parecer, los condroprotectores son mucho más seguros, pues no presentan los clásicos efectos adversos de la terapia convencional. Se ha demostrado a través de estudios clínicos y de la medicina basada en la evidencia que los antiinflamatorios son más agresivos para el organismo, especialmente para la función gastrointestinal.

Asimismo, los condroprotectores no interactúan con otros fármacos, por lo que son aptos para pacientes polimedicados, una ventaja especialmente beneficiosa para personas de edad avanzada.