Un total de 202 niños ucranianos llegaron ayer tarde al aeropuerto de Zaragoza, lleno hasta la bandera, y donde padres, hermanos y hasta abuelos esperaban impacientes la llegada de los pequeños.

A las 18.00 horas y con 35 minutos de retraso tocó suelo el avión procedente de Kiev, fletado por la Asociación Asistencia a la Infancia, y en la cafetería del aeropuerto se desataron los nervios. Casi una hora más tarde empezaron a salir los pequeños. La mayoría lo hacían corriendo para abrazarse a su padre, madre o hermano aragonés.

Este es el caso de Maxim, un niño de 12 años, que casi saltó una barandilla para abrazarse a Mirem, su hermana de 9 años, y a su madre Rosa que no paraba de mirarlo y acariciarlo visiblemente emocionada. "Qué guapo estás! Qué alto!", le decía abrazándolo.

Con lágrimas en los ojos también llegó Marina, una joven de 15 años, a la que un gran plato de jamón le esperaba en un pequeño pueblo de Huesca. "Ya sabemos lo que le gusta y se lo hemos preparado", comentaba su madre Digna Montesinas, quien desde hace seis años tiene otra hija más a la que, en esta ocasión, ha visto "muy cambiada".

Desde ayer tarde, estos niños tienen por delante más de dos meses para compartir con sus familias y también tendrán ocasión de reunirse con el resto de niños en las jornadas de convivencia que ha organizado la asociación Asistencia a la Infancia.