"Hemos conseguido recuperar la tradición del encierro andado y, vista la respuesta popular, por muchos años". Así de satisfecho se mostraba ayer el alcalde de Novallas, Jesús Fernández tras la celebración de esta Fiesta de Interés Turístico en Aragón. "Hemos demostrado que no tenía sentido que un departamento del Gobierno de Aragón prohibiera su celebración por las medidas de seguridad cuando otra área de la misma institución la catalogaba como Fiesta de Interés Regional".

Tras cuatro años de conversaciones, el consistorio materializó ayer su deseo. Eso sí, cumpliendo las normas exigidas. El kilómetro por el que discurrió el encierro estaba vallado. Había dos ambulancias, dos enfermeros, dos médicos y dos guías profesionales. Además, contaron con varios efectivos de la Guardia Civil y se cortó el tráfico de la carretera N-122 que une Tarazona con Tudela.

El ganado encargado de recuperar la tradición procede excepcionalmente de una ganadería trashumante de Teruel. Las más de veinte cabezas que participaron en el encierro pasaron la noche en los corrales, para descansar tras el viaje. Desde las seis de la mañana, personal del ayuntamiento y voluntarios vigilaban el recorrido para que nada fallara.

Todo ese esfuerzo valió la pena. La población se volcó con la celebración del festejo y desde una hora antes de su salida, los vecinos cogían sitio en los balcones. Según la concejala de Festejos, Begoña Ucar, más de 3.000 personas vivieron el encierro, algunas procedentes de poblaciones de la ribera navarra o de la propia capital aragonesa.

A las nueve de la mañana salió el particular desfile de vacas desde el término de Onofre. Veinte caballistas voluntarios acompañaron a los dos guías profesionales contratados. Vecinos y curiosos siguieron de cerca el recorrido y participaron en el tradicional traslado de las vacas por el campo hasta el casco antiguo, una costumbre que data del siglo XIX. Los niños fueron los más sorprendidos, "es la primera vez que lo veo y eso que en el cole jugamos a los encierros..." apuntaba una pequeña.

La edil se mostró satisfecha porque ayer se recuperó "no la fiesta que dejamos en el año 2000 sino la tradición de hace décadas, con el traslado tranquilo de las reses a un ritmo casi de paseo del que ha disfrutado toda la población". Además, no hubo ningún incidente.

Según explicó Begoña Ucar, "Novallas siempre ha tenido fama de que se escapaban las vacas en las fiestas, incluso este verano dijeron que había una vaca nuestra por Murchante cuando ni siquiera estabamos en fiestas. Creo que es algo que puede pasar en cualquier pueblo". Para algunos vecinos "tiene más gracia que se escape alguna, aunque si es por mantener esta tradición, mejor con medidas de seguridad".