Más de 600 familiares y amigos de Victor da Silva le despidieron ayer en la parroquia de Santa Rita de Zaragoza, anexa al tanatorio Centro donde anteayer se abrió el velatorio. Como expuso su prima Tais, la única de la familia que tuvo fuerzas para hablar en público, todos se lo llevarán con él "en el corazón". Y como añadió uno de sus amigos, al menos han logrado cerrar una angustia de cinco meses sin conocer su paradero. Hoy le enterrarán en una ceremonia privada en el cementerio de Torrero, según indicó el abogado de la familia, Carlos Vela.

El funeral fue una buena muestra del carácter abierto de Victor, que ya ha podido comprobarse en la multitud de búsquedas por parte de sus amigos que se han venido organizando en Zaragoza desde que se conoció su desaparición, en Año Nuevo.

Había celebrado un cotillón con sus amigos en Ranillas, y fue andando hasta muy cerca de su casa, pero su rastro se perdió en las proximidades de su casa, en Valdefierro. Finalmente su cuerpo fue encontrado junto a la carretera de Cogullada el pasado 30 de abril. Según la autopsia, no había signos de violencia en los restos. Aparentemente, se quedó adormilado por el cansancio y el alcohol y el frío le provocó un shock cardiaco.