El buen tiempo registrado durante el pasado invierno en el Pirineo aragonés, con pocas nevadas y gran número de días de sol, provocó un incremento de los accidentes de montaña debido a la mayor afluencia de visitantes, aunque disminuyó en esa estación la cifra de víctimas y de los resultados lesivos del año anterior.

Un aumento debido a la mayor presencia de senderistas en los caminos y al incremento de los accidentes por tropiezos, caídas o extravíos, según han explicado este miércoles en rueda de prensa la subdelegada del Gobierno en Huesca, Isabel Blasco y el teniente coronel jefe de la Guardia Civil en la provincia, Francisco Javier Vélez.

Las estadísticas presentadas en rueda de prensa referidas a la campaña invernal indican que el pasado invierno, entre el 1 noviembre de 2018 y el pasado 30 de abril, se llevaron a cabo 84 intervenciones, un 31 % más, y se rescataron a 125 personas, un 37,3 % más que en la anterior campaña.

Estas operaciones se saldaron con un 29 % más de heridos y un 56 % más de ilesos, aunque descendió el número de víctimas mortales de las seis de la temporada pasada a las tres de la actual, así como de los lesionados graves.

Vélez ha destacado que el cambio de las condiciones climatológicas del pasado invierno no sólo condicionó el tipo de actividad al aire libre mayoritaria sino también el perfil del practicante de dichas actividades.

Así, mientras durante el invierno del año pasado el mayor número de accidentes se debió al esquí debido a las intensas nevadas y mal tiempo generalizado que se registró, en el actual los rescates se registraron mayoritariamente en el senderismo (un 35,7 % más) y la escalada (un 21,4 % más).

El tipo de accidentes, relacionado con el perfil de formación media o baja del usuario, fue debido en su mayor parte a tropiezos (37 %), extravíos (16,6 %), enriscamientos (9,5 %) o falta de preparación física (9,5 %).

A partir de estos datos, el perfil medio del usuario rescatado este invierno es el de un hombre de 41 a 50 años (68 %), no federado (56 %), sin guías profesionales (96,4 %) pero acompañado por otras personas (82 %), que sobrestimó sus posibilidades (53,6 %), que carecía de nivel (36,9 %), que carecía de planificación (35 %) o de material (35 %).

El responsable de la Guardia Civil en Huesca ha alertado sobre las actividades desarrolladas con menores, que, según ha explicado, demandan unas necesidades "especiales" en materia de abrigo, seguridad, adaptación o alimentación.

En relación a este punto, ha destacado que uno de los casos que más le impactó fue el de un padre que inició con sus hijos menores una actividad en un barranco y que a media noche no había completado debido a una crecida del río y a la hora tardía elegida para llevar a cabo la actividad.

Según ha comentado, esta misma persona junto a sus hijos fue rescatada un mes después en otro barranco, en similares circunstancias a las de la anterior ocasión.

Tanto él mismo como el jefe de los Grupos de Montaña del Cuerpo en Huesca, el teniente Santiago Gómez, han admitido que una gran parte de los accidentes se deben a imprudencias previas a la hora de planificar una actividad.

Gómez ha relatado una operación de especial dificultad llevada a cabo el pasado mes de marzo en un corredor nevado en Peña Telera para rescatar a dos montañeros que se extraviaron en el recorrido y que obligó a los especialistas a realizar una progresión nocturna en nieve para acceder a ellos.

Este responsable de los grupos de rescate ha alertado de cara al próximo verano de la presencia de neveros helados en las zonas altas de montaña, pero ha expresado su mayor preocupación ante la actividad del barranquismo y la posibilidad de accidentes debido a tormentas repentinas o a la falta de preparación.