Olvido de detalles, falta de organización en la vida diaria y cambios en el comportamiento. El alzhéimer empieza así, con pequeñas lagunas de memoria que van a más con el paso del tiempo. Este es, precisamente, el peor enemigo de esta enfermedad, cuyo Día Mundial se celebra hoy, ya que los síntomas empeoran gradualmente con el paso de los años. El alzhéimer no es sinónimo de envejecimiento porque, según alertan los expertos, cada vez se está detectando en edades más tempranas, con pacientes de entre 55 y 60 años.

En Aragón, alrededor de 33.0000 personas padecen una enfermedad que se ha convertido en la gran epidemia del siglo XXI. Y el foco asistencial no solo se centra en el enfermo, sino también en la familia. «Hay que empatizar con el paciente, pero sobre todo con su entorno más cercano, que es quien es consciente de la patología», dice María Vázquez, responsable del área de mayores de la Fundación Rey Ardid. «Es muy duro ver que un padre o una madre no te reconoce. El apoyo psicosocial con las familias es fundamental», añade.

Unidades especializadas / Las residencias de esta entidad están empezando a incorporar unidades especializadas en alzhéimer, donde se diferencian las zonas y se delimitan las estancias para que la convivencia y el acompañamiento «sea más personalizado» a los pacientes. Será el caso de la instalación que ha empezado a construirse en el barrrio de Rosales del Canal, en Zaragoza, y también este área concreta en alzhéimer estará en Teruel.

Los profesionales ya están recibiendo formación específica. «El objetivo es, con la experiencia anterior, incorporar las nuevas necesidades de los mayores», dice Vázquez. Entre las terapias más habituales «y fructíferas» para tratar a los pacientes con alzhéimer están las actividades «de la vida diaria», asegura la responasble de mayores. «Sobre todo recordar, pensar en aquellas cosas que hacían antes, siempre sencillas, como cocinar o plegar la ropa. No hacen falta terapias avanzadas. Todo tratamiento y cuidado se debe adecuar en base a la vida de ese paciente, por eso hacemos antes un estudio previo», reitera Vázquez. Actualmente, el 40% de los usuarios de las 13 residencias de la Fundación Rey Ardid tienen algún tipo de demencia, principalmente alzhéimer.

Por otro lado, la radiografía de la demencia en Aragón deja un reparto desigual de esta situación en la comunidad, donde el Pirineo y el sur de la provincia de Teruel (Cantavieja, Mosqueruela o Mora de Rubielos) se presentan como las zonas con menos tasa de demencia. También la zona de salud de Fraga o Fuentes de Ebro reflejan datos positivos, según el Atlas de Salud de la DGA.

POSITIVO EN SAN JOSÉ

La herramienta interactiva detalla así que en Zaragoza capital, por ejemplo, en Miralbueno y Garrapinillos hay porcentajes de demencia muy por encima del riesgo que existe en el barrio de San José Norte. Así, según los datos del 2016 que ofrece el atlas, en hombres se pueden distinguir zonas con un 34,8% de demencia, como la zona de salud de San José Norte, frente al 105,5% de Miralbueno-Garrapinillos. Aunque «no constan» diferencias por sexo, Sanidad precisa que «en general» la frecuencia es más alta entre las mujeres.

«Por desgracia los usuarios que llegan tienen un grado muy avanzado, no son conscientes de lo que les pasa, pero nuestro único objetivo es velar por su bienestar y el de su familia. Es una enfermedad que traspasa al paciente y llega al entorno», precisa María Vázquez. El alzhéimer no solo es pérdida de memoria; es acompañamiento y bienestar más allá del olvido.