Las empresas que comercian habitualmente con China no acaban de explicarse todo lo que está sucediendo con el desabastecimiento de los equipos de protección individual (EPI). Lamentan que el Gobierno no ha sabido moverse con rapidez y critican la «descoordinación» entre las distintas administraciones. En este sentido, aseguran que el Ejecutivo central debería haberse apoyado más en los Gobiernos autonómicos y en los ayuntamientos, sobre todo teniendo en cuenta que estas instituciones estaban recibiendo llamadas de distintas empresas ofreciendo ayuda. De hecho, varios distribuidores españoles han lamentado en estos últimos días que no han recibido respuesta de sus ofrecimientos con miles de mascarillas o tests de diagnósticos.

Aunque en menor medida, esto también ha sucedido en Aragón. Una empresa que trabaja en el sector de pinturas y pigmentos, y que, por tanto, tenía contactos de fabricantes chinos de mascarillas, ofreció su ayuda tanto al Gobierno de Aragón como al Ayuntamiento de Zaragoza. «Les escribí el día 19 y me contestaron este pasado lunes diciendo que ya contaban con material suficiente», indica este empresario zaragozano, que lleva muchos años importando material de China. Él mismo pudo traer en pocos días 2.000 mascarillas que repartió entre sus trabajadores, familiares, algún centro de salud e incluso entre los policías y militares que le paraban en las carreteras. «Si me decían que no tenían les daba, he regalado muchas», apunta. En su opinión, el principal problema ha sido la falta de coordinación. «Los ayuntamientos y las administraciones autonómicas, por ejemplo, no sabían al principio si tenían que esperar a que el Gobierno central les suministrara este material; todo fue muy confuso», lamenta.

A este respecto, algunas comunidades llegaron a acusar al Gobierno de impedirles proveerse de EPI al centralizar las compras.

Lo que no acaba de entender este empresario es por qué el Gobierno se movió «tan despacio» en el inicio de la crisis. Más, teniendo en cuenta que España dispone de oficinas comerciales en todos los países. «Son muy profesionales y diligentes y en muy poco tiempo te ofrecen listados con posibles fabricantes o distribuidores», añade el empresario, que recuerda que con el objetivo de alentar la importación de estos materiales la Agencia Española de Medicamentos ha flexibilizado y agilizado sus requisitos a las compañías importadoras.

En los últimos días se han conocido casos en todo el país de empresarios que han intentado, en vano, colaborar y aportar su experiencia comercial al Gobierno. Algunos de ellos incluso tenían atados grandes pedidos con material que finalmente se fueron a otros países por «los titubeos y dudas» de la administración. Todo ello hizo que muchas firmas desistieran de sus intentos de ayudar.

Además, la advertencia lanzada los primeros días por el Ministerio de Sanidad de que podría requisar todos los equipos de protección que encontrara en cualquier fábrica o almacén también generó una gran incertidumbre entre las empresas distribuidoras y provocó un freno a la importación.

Otra empresa aragonesa con experiencia en el mercado chino lamenta que toda esta tardanza ha hecho perder «un tiempo precioso» al país, teniendo que pagar además un precio más alto por estos equipos: «Ahora todos los países están comprando en China y ante el incremento de la demanda los productos se han encarecido».

Por otra parte, la polémica generada hace unos días por la partida de los test fallidos ha abierto el debate sobre la seguridad en las transacciones comerciales, y más cuando se trata de un material tan sensible y delicado como el sanitario. «Siempre es muy importante inspeccionar y controlar los productos, para eso hay empresas especializadas en eso», indica la directora del área de internacionalización de la Cámara de Comercio de Zaragoza, Nieves Ágreda, que lamenta que siempre hay operadores que intentan aprovecharse en situaciones de crisis.

La propia ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, aludió hace unos días a la «picaresca» que está habiendo en el mercado. «Por eso hemos preferido favorecer compras a largo plazo de un grupo de empresas más estables y más establecidas», dijo la ministra.