La Audiencia Provincial de Zaragoza juzgará el próximo mes de septiembre a Julio Javier P. L., el vecino de Fuentes de Ebro que acabó con la vida de su madre en enero 2019 y, posteriormente, se atrincheró en la vivienda durante cuatro horas. La vista oral será con jurado popular, pero los 11 miembros que resulten elegidos para dilucidar la responsabilidad penal del encausado verán que la Fiscalía y la acusación particular no piden cárcel, sino que ingrese en un centro psiquiátrico por un periodo de 15 años.

Una solicitud que basan en los informes médicos de Julio Javier P. L. que destacan que presenta un cuadro compatible con la psicosis esquizofrénica, siendo su conducta enmarcable en un proceso de brote psicótico con anulación total de su capacidad volitiva e intelectiva, especialmente del control de impulsos. No obstante, se sentará en el banquillo de los acusados después de que se negara a conformarse con la solicitud de pena en una vistilla en la que se considera es autor de un delito de homicidio con la agravante de parentesco y la eximente de trastorno mental.

Las acusaciones relatan en un escrito conjunto que la muerte de María Teresa Lapeña Larraga, de 75 años, en la vivienda familiar de la calle El Molino de la localidad zaragozana, se produjo minutos después de que se despertara a las 09.00 horas. «Se levantó de la cama y su hijo le propinó dos golpes contundentes en la región posterior de la cabeza con algún objeto estrecho y alargado», señalan. Una acción que conllevó que la mujer se cayera hacia adelante, quedando en estado de inconsciencia.

Seguidamente, Julio Javier P. L. la habría trasladado hasta el sofá dejándola sentada con la cabeza apoyada sobre las piernas, situación que, según los forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), produjo el fallecimiento.

Autopsia

Los facultativos resaltan en su informe un mecanismo mixto de shock asfíctico y conmoción cerebral, siendo la causa intermedia de la muerte el traumatismo craneoencefálico. Pero la causa fundamental fue la sofocación postural.

Sobre las 13.45 horas acudió a la vivienda la hija de la fallecida junto a otro familiar, hallándola muerta. El encausado, por su parte estaba acostado en su habitación en el piso superior, tras haber salido y regresado a la vivienda después del crimen. Fue esta mujer la que dio aviso a los servicios médicos que se trasladaron hasta la vivienda, pero todos ellos se tuvieron que marchar poco tiempo después porque Julio Javier P. L. les dijo que se fueran en estado muy alterado. Inmediatamente se encerró en la vivienda con el cadáver.

Durante cuatro horas, un negociador de la Guardia Civil trató de contactar con él, incluso participó su familia, pero ante esta actitud el Grupo e Reserva y Seguridad (GRS) de Casetas decidió entrar por la fuerza.