Hay que remontarse a principios de los años 30 del siglo pasado para conocer los orígenes de la firma aragonesa Helados Lic. En esa época, José Cortés Valls, abuelo de los actuales propietarios, llegó a Zaragoza buscando una nueva ubicación para el negocio familiar que habían iniciado sus padres en Logroño unos años atrás. Al poco de instalarse en la capital aragonesa, Cortés comenzó a elaborar sus propios helados y a venderlos por la calle con un carrito. «Al haber nacido en Alicante conocían el sector y poco a poco se fueron profesionalizando», explica Mari Carmen Cortés, nieta del fundador.

Hoy la tercera generación de la familia ya no elabora sus productos en el pequeño obrador de la calle Predicadores en el que se instaló su abuelo en 1933. De hecho, su actual planta del polígono La Casaza de Utebo es la fábrica de helados más grande de Aragón, una comunidad que, por otra parte, no destaca en este sector.

La compañía produce cada año unos 800.000 litros de helado, el 50% bajo su enseña y el resto destinado a la marca blanca para distribuidores y otros fabricantes. «Nos encargamos de todo el proceso productivo, desde la compra de la materia prima (fruta congelada o leche en polvo, por ejemplo) a la elaboración final», destaca Cortés, que apunta que muchos de sus proveedores son locales.

La empresa, que emplea a una quincena de personas, solo elabora helados y sorbetes, aunque cuenta con un obrador propio donde monta postres totalmente terminados y listos para emplatar para venderlos a la hostelería, banquetes y grandes eventos. «Las galletas, los chocolates o la fruta congelada que utilizamos se las compramos a terceros», explica Cortés.

Helados Lic está presente con su propia marca en buena parte del país (sobre todo en la mitad norte) y es proveedor local de grandes cadenas como Alcampo o Carrefour. Además, la firma dio hace cinco años su salto al exterior y comenzó a vender en Alemania, donde cuenta con un importante cliente. «En los próximos años queremos impulsar nuestras exportaciones porque crecer en España ya es muy difícil debido al gran número de competidores», indica.

Para potenciar su internacionalización la empresa seguirá la misma estrategia que le ha permitido crecer en los últimos años: adaptarse a las demandas del cliente. «Si alguien quiere un helado de un queso concreto nosotros podemos hacerlo; tenemos capacidad para elaborar lo que nos pidan y eso es algo que se valora mucho», apunta Cortés.

Actualmente, la firma produce más de 20 referencias distintas y elabora unos 50 sabores propios en sus instalaciones de Utebo, donde están ubicados desde 1975. «La primera sede estaba en la calle Predicadores y luego en la calle Dato, donde mi abuelo tenía su casa y una pequeña tienda donde vendía sus helados», dijo Cortés.