Ricardo Millán es uno de los tres aragoneses que podrían estar afectados por un fármaco defectuoso -Ala Octa- aplicado tras una intervención de retina en el hospital zaragozano Miguel Servet. En su caso, la intervención fue en el 2015 y el efecto tóxico del medicamento le habría dejado sin visión central en el ojo derecho. «Me operaron de desprendimiento de retina y me dijeron que vería perfectamente en unos días, pero en la primera revisión, una seis semanas después, no veía nada», recuerda.

Ricardo acudió al instituto oftalmológico de Valladolid, donde le confirmaron que algo no iba bien. «Tenía necrosis en la mácula. No sabían por qué, pero era irreversible», dice.

Las noticias acerca de un posible fármaco defectuoso usado en operaciones como la suya le llevaron a pensar que él era uno de los afectados. «Pedí informes al Salud y había un lote en mal estado al que pertenecía el producto que me habían aplicado, así que estaba claro. Ahora, con el ojo derecho veo solo por la periferia, pero no por la parte central, así que no puedo ni leer. Me voy defendiendo, pero he perdido calidad de vida», afirma.

Ricardo admite sentirse «molesto» porque «nadie se ha dirigido a mí para decirme que había habido un problema. Yo sabía que tenía que estar en la lista de afectados, pero nadie me lo dijo». Ahora, «desmoralizado», trata de acostumbrarse a su nueva vida. «La fatiga es mucho mayor. Dependes de un solo ojo. Y tengo 48 años», expone.