"Ya en el hospital, me dijo que no sabía si darme las gracias o no", explicaba ayer Rubén, el oficial de la Unidad de Prevención y Reacción de la Policía que, el pasado sábado, salvó a una mujer que amenazaba con suicidarse en el Ebro. Según le explicó, sus problemas familiares, detonados por una discusión con su hija, le llevaron a tomar la drástica decisión, pero la acción del agente evitó un desenlace sin solución. Una intervención que, a buen seguro, valdrá al menos una medalla que acompañe al reconocimiento personal del Cuerpo.

Rubén patrullaba por la zona junto a su compañera cuando les llegó el aviso del 091. Un amigo de la mujer, de 42 años, había llamado porque esta le había mandado un WhatsApp advirtiéndole de sus intenciones. En las llamadas que consiguió que le cogiera le contó que se había metido en el río, que estaba en una pasarela de madera y que veía el Pilar. Con estos datos, la Policía improvisó un operativo con cinco patrullas que cubrió los puentes del río, y Rubén, junto a la pasarela del Voluntariado, fue el que la encontró.

"Desde arriba no se distinguía", explicaba ayer, "pero bajé por la ribera --en el lado de La Almozara-- y, con la linterna, me metí entre los árboles. Cuando la vi, la apagué y busqué las sombras para acercarme a ella", recordó.

Por fortuna, la mujer se había quedado en la zona donde el agua apenas le llegaba a la rodilla, y estaba de cara al río, con lo que no vio aproximarse a su salvador. En aquel momento, el hombre que le iba a impedir alcanzar su objetivo. "Tenía que darme prisa, porque si llega a verme y da un paso, creo que la fuerza de la corriente la hubiera arrastado", explicó.

El agente procuró camuflarse en la vegetación y acabó agarrándola por detrás. "Le inmobilicé los brazos y entonces vi que tenía un cuchillo en la mano", detalló, "y se lo pude quitar". "Pesaba poco, así que pude llevarla en brazos hasta la orilla y allí avisar a mi compañera y a los servicios sanitarios", explicó. Entonces vimos que tenía un corte en la muñeca izquierda y se había producido algunos pinchazos en el abdomen".

Los agentes carecen de un adiestramiento específico para estos incidentes, pero el sentido común y los reflejos, entrenados ya en la Unidad de Intervención Policial, permitieron a Rubén evitar una tragedia y dejar a la mujer a salvo en el hospital.