Alba Bellés lleva dos años trabajando en el laboratorio del hospital Arnau de Vilanova de Lérida, y su vida no ha experimentado un gran cambio en esta última semana de disturbios. De hecho, la joven, de Albalate de Cinca, considera que el problema de convivencia se exagera bastante desde fuera de la comunidad, por lo que está viendo allí y lo que le envían familiares o amigos.

«Me llegan mensajes de todo el mundo por WhatsApp de si estamos bien, si nos ha pasado algo», cuenta, divertida. «Aquí, de día, se vive normal. Yo voy a trabajar como siempre, y por la tarde hay concentraciones. A nadie le gusta que haya mal ambiente y los disturbios», aclara.

Bellés explica que en su trabajo «casi todos mis compañeros son catalanes, y no te tratan mal por ser de fuera ni nada parecido», subraya, ante el pensamiento que parecen tener algunos de sus conocidos o parte de la sociedad que no vive en la comunidad vecina. «Entre ellos me consta que hay gente de todo tipo, de las dos ideologías, digamos, pero tampoco hay ni discusiones entre ellos. Creo que todo el mundo está muy harto de hablar del tema», considera.

De hecho, oye más discusiones en torno al independentismo fuera que dentro de Cataluña. «Me entero más cuando voy a Zaragoza, las discusiones son mucho peores allí que aquí», explica la albalateña.

En su día a día, insiste, poco ha cambiado a lo largo de la última semana, desde que se dio a conocer oficialmente la sentencia del procés el lunes. «De día es todo normal, como siempre. Por la tarde hay concentraciones, pero pacíficas, yo he visto a jubilados, que encienden velas y leen manifiestos, nada más que eso», explica.

«Ya por la noche salen los que se enfrentan a la Policía, que yo creo que muchos no son ni catalanes. Lo que ves es que son gente superjoven, críos de 18 o 20 años», expone. «En lo único que a mí me ha afectado es en que, como vivo por el centro, por la noche se oye el jaleo, los disparos de pelotas de goma y las lucecicas azules de la Policía que se reflejan en el salón», resume la joven oscense.