"Me han roto ocho veces las ruedas del coche en dos años y ya no puedo más. Si no nos ayuda alguien acabaré bajándome a dormir al coche para que nadie me lo toque". A. R. L. está tan indignada que le brillan los ojos cada vez que recuerda las ocho ruedas que le han rajado en dos años, las dos últimas hace quince días. "Me he dejado un dineral en las facturas y lo peor de todo es que ya no sé a quién acudir. Las denuncias a la Policía no sirven para nada. Vienen aquí, apuntan en la libreta y se van", dice.

Además de la indefensión, lo que más le preocupa es la inseguridad y el temor a que los autores sepan que se ha dirigido a la Policía y a la prensa. Por eso, se niega a que aparezca su nombre. "Yo ya me he cansado de estar callada. Si el resto de los vecinos no se atreven a denunciar lo que está pasando aquí, que no se atrevan. Pero yo ya no aguanto más", explica.

Además de las ruedas pinchadas, recuerda que la primera vez le rompieron el parachoques delantero. "Los faros y los cables se quedaron colgando. Pensé que había sido un accidente, alguien que me había dado sin querer, pero después de ocho veces...", dice. Imagina quién puede estar detrás de las agresiones pero de nada le sirve. "Sólo son conjeturas y nunca nos quedan pruebas", se lamenta la afectada.

Hace unos meses recibió un escrito del Gobierno de Aragón en el que se le decía que no había solución posible. "De muy buenas maneras me dijeron que los asuntos planteados eran de competencia de la propia comunidad de vecinos, no suya. ¡Qué valor tienen! Parece que estén esperando que nos matemos entre nosotros", exclama. Tiene claro que si no hay pronto una solución, bajará a dormir al coche.