Las Cortes de Aragón han salido de su habitual atonía en las últimas semanas con el debate en torno a la creación de la comisión de investigación sobre Plaza. El pleno del Parlamento la aprobará el próximo jueves. Hacía tiempo que la Cámara no vivía una situación de estas características. Fue en el 2002 con el llamado caso Euroresiduos. El coordinador de aquella comisión fue Jesús Lacasa, por entonces diputado de IU.

Alejado ya de la Cámara, subraya la utilidad de las comisiones de investigación en el ámbito parlamentario. "No somos jueces, pero está claro que en la política hay que cuidar la ética y la estética en la gestión del dinero público. Hay que hacer las cosas bien", dice. Recuerda que el caso Euroresiduos se saldó con la dimisión del entonces consejero de Medio Ambiente, Víctor Longás, que era además el secretario general del PAR. Del intenso trabajo desarrollado se obtuvieron una serie de conclusiones, que fueron remitidas a la Fiscalía, que decidió archivarlas. "No tiene nada que ver. Puede suceder que un político no haya gestionado bien, pero que de ello no se deriven cuestiones penales. Las dos vías deben estar separadas", señala. Y añade: "Me parece lógico que con todo lo que se está sabiendo de Plaza se tome esta decisión, y me congratula que IU fuera la primera fuerza política en pedirlo".

NO FUE FÁCIL Recuerda que no fue sencillo poner en marcha aquella comisión. Hubo que buscar la fórmula para que el trabajo resultase ágil y sobre todo para que permitiese investigar a fondo. "Optamos porque las personas que comparecieran tuviesen un turno inicial y otro final. El resto eran preguntas y repreguntas de los integrantes de la comisión, sin límite", explica Lacasa. "Se vivieron momentos muy tensos porque además del caso que se investigaba, se mezclaban luchas internas del PAR, lo que añadía un plus de carga política", dice.

Desde aquella comisión ha pasado mucho tiempo. Ahora, en pleno 2014 y cuando a todos los partidos políticos se les llena la boca con la transparencia, parece lógico que la comisión sea pública, como ha sucedido, por ejemplo, en el Parlamento andaluz, en el de Madrid o incluso con la que investigó lo atentados del 11-M. De momento los grupos parlamentarios no parecen estar por la labor. "En nuestro caso fue secreta, pero entiendo que la ciudadanía y los medios de comunicación tienen derecho a conocer de primera mano lo que sucede y lo que dicen los que comparecen. Aunque también entiendo que a estos no les guste", reconoce el exdiputado.

Lacasa destaca que uno de los momentos más complicados de la comisión fue el de las conclusiones. "Se hizo un gran trabajo, cada partido preguntó lo que quiso, pero luego llegar a puntos en común no resultó sencillo", admite. "Intentamos ser incisivos y llegar hasta el final, pero nosotros no éramos policías, alcanzamos hasta donde pudimos y al final creo que quedamos satisfechos", asegura.

Su papel como coordinador de la comisión tampoco fue fácil. Se encargaba de moderar los debates y los interrogatorios para garantizar que todos pudiesen hablar. "En lo personal fue complicado y bastante duro, la verdad. La tensión emocional era fuerte porque trabajábamos con gente a la que conocíamos. No fue sencillo llevar todo aquello porque existía mucha presión alrededor. Supongo que ahora con Plaza sucederá parecido", augura.