Javier Ariza López, de 27 años, regresará hoy a Zaragoza, donde espera refugiarse con los suyos y esperar a que el juez que lleva la instrucción de su caso por un delito de sustracción de menores le llame. Al magistrado le quiere dar «todas las explicaciones» que le pida porque, tal y como señala en declaraciones a EL PERIÓDICO, «a mi hijo Javier no le secuestré, me pidió ver el mar y me lo llevé a casa de mi hermana en Huelva».

Este joven reconoce que lo que hizo «puede no estar bien», pero que «en ningún momento pensó que era delito». «Yo he estado hasta 28 días sin ver a mi pequeño, por lo que no pensaba que por estar 12 días en casa de mi hermana en Huelva iba a pasar todo lo que ha pasado», señala.

Aunque sobre él pesaba una orden de busca y captura por el secuestro del menor, Javier Ariza señala que «en ningún momento lo supe». «Nadie se puso en contacto conmigo, tampoco miramos las redes sociales, me he enterado ahora de todo y estoy realmente enfadado porque esto es todo una estrategia de mi expareja que me quiere ver en la cárcel sea como sea», lamenta. También quiere dejar claro que él no se deshizo del teléfono móvil para evitar su localización, sino que «se me cayó al agua y perdí la forma de poder comunicarme con el mundo». «Yo jamás me he escondido, para mí han sido unas vacaciones con mi hijo», destaca a la vez que insiste en que «si hubiera raptado a mi hijo no hubiera salido a la calle como lo hice la noche en la que me detuvieron. Estábamos toda la familia paseando a los perros».

PERFECTO ESTADO

Javier Ariza quiere destacar que su hijo «ha estado en todo momento en perfecto estado porque jamás le haría nada, es lo que más quiero en mi vida». «Yo hago lo que me pide y él quiere estar conmigo, que se lo pregunte el juez y verá lo que contesta», resalta.

Otra cuestión que quiere dejar clara es que «jamás» ha maltratado a su expareja. «Hemos estado 10 años viviendo juntos, pero todo se rompió cuando ella descubrió que le fui infiel, que lo admito, a partir de ahí se descontroló y solo quiere hundirme la vida», lamenta. «Si quiere que lo admita publicamente que estuve con otra lo hago y le pido perdón», manifiesta.

Ariza resalta que en sus «27 años de edad jamás le había fichado la Policía hasta que esta mujer le denunció por vejaciones». «Hay hombres malos, pero no es mi caso», reitera, mientras afirma que él «solo comparte sangre y apellidos» con dos hermanos, Antonio y José Luis, que fueron condenados por una tentativa de asesinato «pero que uno ya ha cumplido su condena y otro todavía continúa». Asimismo, pide que la sociedad no generalice y ponga en entredicho el honor de la familia Ariza-López. De hecho, asevera que él ya había presentado una denuncia por desaparición tanto de su expareja como de su hijo porque «un día decidió, sin decirme nada, sacar al niño del colegio e irse de casa». «Les busqué por todos los sitios y fue en la casa de un familiar suyo donde me enteré que estaba en un piso de acogida y que me había puesto una denuncia, algo surrealista», critica. Javier Ariza anuncia que va a intentar pedir la guardia y custodia de su hijo cuando se resuelva la cuestión por la que acaba de ser imputado, ya que «ella tiene una discapacidad del 35% y su comportamiento con él no es el mejor, se olvida hasta de las comidas».