Miguel Ángel Sanz es, desde hace unas semanas, el nuevo presidente de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnado de Aragón (Fapar). Llega al cargo tras cuatro años en la junta directiva del colectivo. <b>

—¿Qué le llevó a presentarse a la presidencia de Fapar?

—Flor Miguel terminaba el mandato y yo iba siendo de los más antiguos de la junta. Creo que contaba con una experiencia que el resto no tiene y, además, en los dos últimos años he estado con ella en casi todo. Me he ido enterando de cómo funciona esto y se trataba del relevo más lógico.

—¿Qué retos se plantea?

—Vamos a dar continuidad a lo que se venía haciendo, que estaba muy bien. De inicio tenemos dos cosas claras: lograr la gratuidad de libros y hacer algo frente al fracaso escolar. En la primera llevamos tres años insistiendo y esta semana hemos tenido un anuncio importante para crear un banco de libros. Tendría que haber llegado antes, porque es uno de los recortes que se hizo hace 7 años y que más problemática han generado a las familias. Respecto al fracaso escolar, me preocupa muchísimo. Salen informes que no nos gustan. No es que vayamos a peor cada año, sino que no mejoramos y creemos que las tasas de fracaso escolar de Aragón hay que abordarlas.

—¿Falta implicación de las familias en la comunidad educativa?

—Desde mi experiencia, formo parte de una asociación desde hace años y siempre he tratado con gente participativa, pero sí que me gustaría más implicación de las familias. Es cierto que quien lo hace, lo hace muy a conciencia y se puede contar con ellos. Hablo desde mi sensación en le barrio de La Paz, donde todos nos conocemos, hay muy buena relación y somos como una familia.

—¿Qué relaciones espera con el Departamento de Educación?

—Que continúen como hasta ahora. Cuando entré hace 4 años había un gobierno distinto y pude ver que no había comunicación. Ahora, en cambio, se nos escucha, hay diálogo, podemos llevar nuestra voz y que se tenga en cuenta nuestra opinión. Se continuará en esta línea. El inicio del curso ha sido tranquilo, pero seguiremos insistiendo en el tema de las infraestructuras para que no pase lo del año pasado y retrasen colegios.

—¿Y con los sindicatos?

—Son relaciones normales y formales, de Consejo Escolar como foro de reunión y debate. Contamos con su opinión.

—¿Qué visión tiene de la educación pública aragonesa?

—Tengo que valorarla más allá de los cuatro años que llevo en Fapar, pero no solo en el concepto de educación, sino de escuela. Creo que nos falta que la escuela entre en el siglo XXI. Se siguen viendo las mismas mesas de hace años, la misma pizarra o una distribución similar. Hemos pasado de siglo, pero han pasado muchas cosas. Se han fomentado los proyectos de innovación, pero todavía queda mucho para modernizar la escuela. Me toca asistir a reuniones de otras comunidades y la educación en algunas la veo mejor que en Aragón y en otras peor, no es equitativa.