El fiscal de la Sección VI de la Audiencia de Zaragoza pidió ayer 11 años de cárcel para Félix P. C. por una supuesta agresión sexual, con penetración, a su hija de 14 años, en Azuara, cerca de Belchite. Los hechos ocurrieron en la madrugada del 20 de diciembre del 2015, en casa de un amigo de la familia a la que se habían trasladado porque en la suya les habían cortado la luz por impago. La Guardia Civil halló restos orgánicos mezclados del padre y de la hija en una sábana bajera y en la braga de la joven, pero no había esperma.

«No recuerdo nada, porque estaba bebido», declaró el acusado, que aseguró que cuando se encuentra «en esas condiciones» es «incapaz de tener una erección».

La denunciante, acogida en la actualidad por los Servicios Sociales del Gobierno de Aragón, dijo que el día de los hechos vio a su padre borracho. Explicó que, estando dormida, sintió que alguien estaba a su lado pero que no se asustó porque pensó que era su padre. En un momento dado, sin embargo, la echó hacia la pared, empezó a tocarla y la penetró. «Me quedé paralizada», relató la menor. «Luego pasó a la cama de al lado y preguntó si había entrado alguien», agregó la menor. Al hallarse la habitación oscuras, indicó que no pudo ver a su padre, si bien lo reconoció por su pelo «basto», las manos encallecidas y la forma de su boca.

La pareja de hecho de Félix P. C. y madre de la menor atestiguó que el acusado es «incapaz de agredir sexualmente a su hija». Dijo asimismo que ella «le tenía mucho odio a él». Por otro lado, el dueño de la casa manifestó que él no oyó nada, ni siquiera cuando la joven gritó a su padre «¡Cállate ya!».

Los forenses apreciaron en la vagina de la menor «una inflamación compatible con un roce forzado», mientras que la defensa pidió la absolución.