El quincuagésimo aniversario de la inundación de Mediano sirve para que vecinos de este municipio por el embalse recuerden su pasado, ahora anegado, con la vista puesta en la conservación de la torre de la iglesia que sobresale por encima de las aguas del pantano, declarada Bien de Interés Cultural (BIC) y símbolo de resistencia de la zona.

«Es un símbolo vivo y potente de la pelea de la montaña resistente, de los embalses, de la España vaciada. No llega a 500 años y lleva más de la décima parte del tiempo en remojo. Hubo que pelear para que no la derribaran, se derribó todo el pueblo», afirma José María Campo, natural de Mediano y que tenía 14 años cuando el 29 de abril de 1969 se abrieron las compuertas del embalse y el agua inundó el pueblo.

«Los vecinos, no solo los de Mediano, sino los de todo el Sobrarbe hemos recogido firmas para que no la dejen caer. En su día provocamos que se declarara BIC; no es fácil que se proteja un elemento dentro de un embalse», explica. «Cincuenta años después, lo que más nos interesa es que se recuerde aquel suceso y que la torre de la iglesia se respete. No se trata de hacer leña del árbol caído, sino que no caiga en el olvido», añade sobre este icono de un pueblo sumergido de forma inesperada. «El 50 aniversario es muy interesante para recordar que allí debajo hubo un pueblo que fue anegado para mojar el desierto», recalca.

Campo recuerda que aquel día se encontraba en Barbastro estudiando, no así sus padres y hermanos, que estaban en Mediano cuando el agua empezó a llegar. La lluvia no cesaba en ese final de abril de 1969 y los habitantes del pueblo se hallaban en un oficio religioso. «Cuando entraron a la iglesia, el agua estaba muy cerca, pero cuando salieron llegaba a sus puertas. No paraba de llover y estuvieron esa tarde noche vigilando el asunto», relata.

Así fueron conscientes de que la situación era insostenible. «No dijeron absolutamente nada, ocurrió sin que la gente del lugar tuviera oportunidad», rememora. De esos momentos, explica que los vecinos intentaron «rescatar los enseres más importantes y volver después a por el resto. Ya no se pudo; había que volver en barca». «Todo acabó absolutamente molido. Cuando volvimos a por los libros, ya eran pasta de papel», añade.

También rememora que una mujer mayor que vivía sola se negó a abandonar su casa. Uno de los vecinos que estaba en pleno desalojo se percató de que faltaba. «La mujer cerró la puerta de su casa y no se quería marchar. Se subió a la parte más alta y la tuvo que sacar la Guardia Civil», explica.

Acerca de aquel suceso que tuvo lugar en plena dictadura franquista, destaca que ningún medio de todo el país se hizo eco, «salvo el Abc de Sevilla, una semana y pico después», y dando a entender que la inundación de la localidad suponía un «tributo» que había que pagar para que se desarrollara política hidráulica del régimen.

LA DAMA DEL LAGO

La Ronda de Boltaña tampoco olvida Mediano y su torre, un «símbolo de la lucha del Pirineo contra la injusticia», como explica uno de sus miembros, Ignacio Pardinilla. El grupo del que forma parte, precisamente, compuso hace unos años la canción La dama del lago acerca de este icono y reivindicaron su conservación en la prensa.

No obstante, la torre no es el único motivo de lucha para los vecinos, sino que algunos de ellos también quieren recuperar algunos terrenos expropiados pero que no fueron anegados. Eva Muñoz, vecina Jánovas -otra de las localidades pirenaicas afectadas por la política hidráulica de Franco- muestra su absoluta solidaridad y apoyo para que la gente recupere lo que en su día fue suyo». «Sobre esta serie de injusticias estamos demasiado acostumbrados en el Pirineo», concluye.