A los médicos del Salud (a sus sindicatos y asociaciones gremiales) tal vez quepa reprocharles ciertos achaques corporativistas y conservadores; pero a su favor cuenta (y mucho) su dedicación y su alto nivel profesional. Estoy hablando en términos generales, por supuesto. Que médicos los hay de todos los pelajes, mas gracias a ellos y al resto del personal sanitario y no sanitario en España disfrutamos de un sistema público de gran calidad, universal ¡y gratuito!, que nos cuida y nos repara, nos alarga la vida y nos saca de enormes apuros. Por eso me inquietan sobremanera las huelgas médicas, cuyas consecuencias pagan los sufridos pacientes, aunque también las desproprocionadas reacciones que tales protestas suscitan en ciertos usuarios, implacables (e injustos) al reprochar a los galenos su presunta avaricia e inhumanidad.

La gente debería recordar que tenemos una Sanidad pública excelente, una de las mejores del mundo. También tendría que saber algunas cosas más sobre los médicos (y en particular los especialistas): por ejemplo que son los peor pagados de toda la Unión Europea (por debajo de griegos y portugueses, sí) o que están sometidos a un régimen laboral y salarial tan absurdo como injusto. ¿Saben ustedes que un especialista adjunto, médico titular de élite que lleva a la espalda seis años de carrera y cinco de especialización, amén de haberse ganado la plaza por oposición, gana al mes una doscientas y pico mil pesetas que ha de redondear con guardias y otras gabelas? ¿Cómo demonios vamos a poder disponer a medio plazo de los servicios de estos y otros facultativos el día en que la sanidad privada los quiera en exclusiva y les ofrezca remuneraciones muy superiores?

De los impuestos que pagamos, la parte destinada a la Sanidad y la Educación públicas es la mejor invertida. Hay en ambos servicios disfunciones, fallos, listas de espera... ¡Pero cuánto los echaremos de menos si algún día dejan de existir!