La Diputación de Zaragoza (DPZ) estudia solucionar los problemas de agua de boca de Farlete y Monegrillo con la instalación de una nueva tubería desde el depósito regulador de Perdiguera hasta las dos localidades. Eso es lo que se concretó ayer en una reunión del presidente de la institución, Juan Antonio Sánchez Quero, con los alcaldes de ambos municipios, quienes denunciaron que, en los meses de verano, cuando el consumo aumenta, la actual tubería resulta insuficiente para el abastecimiento.

El nuevo conducto tendría un mayor diámetro que la actual y será de polietileno o el PVC orientado, materiales más flexibles y resistentes que el fibrocemento de la tubería actual, a la cual complementaría.

Esta obra ya se inició a finales de la década pasada, con la colocación de seis kilómetros nuevos de tubería, aunque el alto precio del proyecto original para sustituir los 18 kilómetros restantes de tubería, que alcanzaba 1,8 millones de euros, y la falta de subvenciones, dejó sin concluir este proyecto, que es una prioridad para los alcaldes de ambas localidades.

El presidente de la DPZ señaló que la institución no puede "mirar para otro lado ante un problema básico", y ofreció el apoyo de la institución. La solución que se está barajando es acometer las obras con medios propios, lo que reduciría sustancialmente el coste, puesto que buena parte de este deriva de la excavación y del movimiento de tierras.

El otro problema, que han transmitido los alcaldes a Sánchez Quero, es la subida de agua por bombeo desde San Mateo hasta la potabilizadora de Leciñena. Debido al aumento del consumo, las bombas tienen que trabajar a plena capacidad y de forma continua durante todo el verano, lo que hace que el sistema esté al límite y que cualquier pequeña incidencia pueda provocar el desabastecimiento de las cuatro poblaciones. La solución pasaría por la construcción de una balsa en la cota más alta recorrido, que está en los montes de Leciñena. El coste sería en torno un millón de euros.