Un vecino de Zaragoza acaba de ser procesado por, supuestamente, agredir sexualmente a dos jóvenes de 15 años con los que previamente había concertado una cita sexual a través de la aplicación de contactos Grindr. La supuesta violación llegó a oídos del director de su colegio que no dudó en ponerlo en conocimiento de la Policía Nacional y que fue ratificado en forma de denuncia por uno de los chicos. De hecho, su familia ejerce como acusación particular a través del abogado Marco Antonio Navarro.

Los hechos que están siendo investigados por el Juzgado de Instrucción número 12 de Zaragoza se remontan a noviembre. Los menores acudieron al domicilio del procesado, de 30 años, tal y como habían quedado. Una vez allí, presuntamente, a D. M. C. no le importó la edad que tuvieran y les preguntó «si estaban limpios», pasando los dos niños al baño a asearse puesto que iban a mantener relaciones. Una vez fuera, tal y como señala el magistrado instructor en un auto, el encausado comenzó a besar a uno de los jóvenes, mientras el otro le realizaba al adulto sexo oral. Posteriormente se unió el otro menor.

A continuación, D. M. C. mantuvo relaciones completas con uno de los chicos, si bien «al cabo de unos minutos le pidió que parara porque estaba molesto, pero no lo hizo».

Un episodio de similares características se produjo con el otro de los muchachos. Añade el juez que en el transcurso de los hechos, uno de los menores habló con una de sus amigas, alumna de colegio, que fue quien reveló inicialmente todo lo sucedido.

Ambos jóvenes aseguraron que habían revelado su edad ante el acusado cuando llegaron al domicilio. Sin embargo, ayer, durante la declaración indagatoria a la que fue citado el acusado lo rechazó.

Asistido por su abogado defensor, Cristian Monclús, apuntó que para darse de alta en esa aplicación de contactos hay que ser mayor de 18 años y que los denunciantes no tenían foto en el perfil. También destacó que «quienes tomaron la iniciativa para concertar el encuentro fueron ellos». «Me dijeron de venir a casa, hacer un trío y lo que surgiera, cuando abrí la puerta no pensé que fueran menores», apostilló.

Otra de las cuestiones que desmentió fue que en algún momento alguno de los chicos le pidieran parar. D. M. C. estuvo durante un mes en prisión provisional en Zuera.