Confeccionar mascarillas caseras, dibujar mensajes de ánimo para los pacientes del coronavirus o elaborar pasatiempos para las personas que están en aislamiento son algunas de las muestras de solidaridad que los más jóvenes están realizando en los centros de protección de menores de Aragón.

Con la colaboración de los educadores, los menores extranjeros no acompañados que residen en estas instituciones se han volcado para llevar a cabo una labor social, mientras permanecen confinados, al igual que el resto de la población, como consecuencia de la crisis sanitaria de la covod-19.

Es el caso de la Residencia de la Fundación Langaduz, en la provincia de Zaragoza, en la que los niños, niñas y adolescentes han proporcionado 40 mascarillas para el ayuntamiento de la capital aragonesa y una decena para los agentes de la Guardia Civil.

"Lo considero como una ocupación terapéutica el poder hacer algo que pueda ayudar a otras personas", ha explicado el director del centro, Daniel Urbina, en una nota de prensa facilitada por el Gobierno de Aragón.

Los menores se han puesto manos a la obra gracias a que una trabajadora del centro ha llevado a la residencia su máquina de coser y les ha explicado cómo utilizarla para confeccionar las mascarillas.

Vídeos caseros

Los jóvenes complementan este tipo de actividades con otras iniciativas, como retos deportivos, vídeos caseros o la escritura de cartas, que les permiten mantenerse activos, a la par que realizan una función social.

"Tenemos chavales con trastornos de conducta. A priori piensas que va a generar reticencia pero ha sido todo lo contrario, nos hemos encontrado con que los chicos se han volcado y la respuesta ha sido buena porque han encontrado un sentido a la actividad y en ello radica el éxito, en saber que lo que hacen tiene una repercusión social", ha agregado Urbina.

Esta iniciativa también ha llegado a otros centros de menores de Aragón como la residencia de la Fundación SAMU, en Huesca, donde han podido comenzar la producción gracias al envío de tres máquinas de coser provenientes de la Escuela de Oficios de Sevilla.

De momento, han comenzado a repartir las mascarillas en el interior de la residencia y cuando alcancen 140 unidades comenzarán a repartirlas a las instituciones de la provincia.

"La respuesta de los chavales a esta actividad es muy favorable, lo hacen a gusto, con ganas, aunque al principio nos costó que entendiesen el confinamiento, sobre todo porque tienen una edad complicada en la que se hace difícil no salir a la calle, no relacionarse con amigos o no ver a tu novio o novia", ha relatado el subdirector provincial de Protección a la Infancia de Huesca, Javier Ferrer.

En el centro ya han colaborado anteriormente en otro tipo de actos solidarios como las campañas navideñas de repartos de regalos para personas con escasos recursos o las recogidas que organiza habitualmente el Banco de Alimentos.

Otro de los puntos donde los menores han empezado a hacer mascarillas es la residencia de acogida que tiene el Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS) en Zaragoza. Allí, 28 jóvenes las están cosiendo a mano, con aguja e hilo.

Complementan esta actividad con la redacción de cartas de apoyo, en las que mandan ánimo a las personas de la tercera edad, uno de los colectivos de más riesgo en la crisis sanitaria del coronavirus.

"Viendo que el virus ataca de manera más directa a la población mayor, decidimos redactar estas cartas para los que viven en las residencias. Nos gustaría que tuvieran respuesta", ha subrayado el director de la residencia, Jesús Pérez.