No ha sido el mejor día para la vuelta pero aun así se han superado las expectativas previstas. El mercado ambulante de la Almozara ha reabierto este domingo en el párking sur de la Expo después de dos meses de parón. El fuerte viento, las medidas de control y seguridad y la curiosidad han marcado una jornada en el que más que comprar o vender, la gente tenía ganas de recordar qué era eso de pasar un domingo entre tenderetes.

Sobre las 11 de la mañana ya había algo de fila para entrar, aunque iba rápida. Las entradas y las salidas al recinto estaban marcadas. Antes de acceder, los responsables de la organización del mercado se cercioraban de que todo el mundo llevaba puesta las mascarilla y de que se echaban gel hidroalhcohólico en las manos, que se suministraba nada más entrar. También se repartían bolsas de plástico para que los visitantes las pudieran usar a modo de guantes.

«La verdad que con el día que hace (por el viento) la gente está animada y está viniendo mucha. Es el primer día pero conforme haya más puestos iremos vendiendo más. Serán las clientas de siempre las que nos salven», explicaba Bernabé Gabarre frente a su puesto de ropa de mujer. Unos cuantos metros más adelante, Luis Sierra, florista, apuntaba en esa misma dirección. «Hay bastante gente, pero las ventas van regular. Pero bueno, volver es una alegría, la gente tenía ganas de vernos», declaraba.

Y es que estos dos meses no han sido nada fáciles para los vendedores ambulantes. Como después reconocía la presidenta de la asociación de vendedores de este mercado, Esther Jiménez, muchos detallistas «viven al día», por lo que dejar de ingresar dinero durante dos meses ha puesto a muchos en una «situación muy complicada». «Tenemos compañeros que han tenido que hacer fila en algunas entidades sociales para poder comer. Ha sido tremendo, pero aquí estamos otra vez», decía Jiménez optimista.

El aforo estaba acotado a 7.200 personas, cuando antes no existía limitación. Normalmente, en el mercado de la Almozara se juntan unos 600 puestos: 400 de venta ambulante (sobre todo de producto textil) y otros 200 que pertenecen a lo que se conoce como el rastro viejo, en donde se pueden encontrar todo tipo de objetos antiguos. Este domingo solo han abierto la mitad de los 400 pertenecientes al primer grupo, es decir, 200 en total. Será este miércoles, cuando Aragón ya entre en la fase 3 de la desescalada, cuando se añadan 100 puestos más, estos pertenecientes a los detallistas del rastro viejo.

«Por el momento nosotros hemos venido a ayudar, pero sentimos un gran alivio. La gente nos dice que nos echaba de menos, y nosotros a ellos también. El miércoles empezaremos», decía asimismo el presidente de estos vendedores, Jesús Giménez. Los puestos se irán turnando cada semana. Una abrirán los que tengan licencia acabada en número par y otra los que la tengan acabada en impar. Así hasta que la pandemia y las medidas de control permitan que la normalidad sea completa y el mercado se reabra al 100%.

Basura en el suelo

La concejala de Economía del Ayuntamiento de Zaragoza, Carmen Herrarte, también ha estado presente en la reapertura de este recinto. «Hemos previsto todas las medidas de seguridad para abrir en condiciones», aseguró, aunque a muchos visitantes les costó respetar la distancia de seguridad de dos metros. No por un exceso de aforo, sino por la falta de costumbre.

Entre los visitantes muchos eran los que aprovecharon la reapertura para darse una vuelta. «Vivimos al lado y hemos bajado a pasear. No hemos venido a comprar, pero siempre nos gusta bajar a despejarnos», contaban dos amigas, María Luisa y Mari Carmen. Eso sí, una de ellas portaba una bolsa con ropa recién comprada y seguía mirando vestidos. «Hay que hacer gastar para ayudar», zanjó después entre risas.

Una de las consecuencias negativas de la vuelta del mercado también fue la vuelta de la suciedad. Muchas de las bolsas de plástico que se repartían como guantes acabaron en las campas de alrededor del recinto. Un punto negativo a una jornada en la que el reflejo de lo que fue la normalidad apareció por momentos.