Zaragoza tiene 45 mercados de barrio -tres municipales- que ofrecen 1.695 puestos y contabilizan 571 actividades, según el último informe realizado por MercaZaragoza para el consistorio. Unas cifras para el comercio de proximidad que podrían ser positivas si todos los puestos o, al menos, su mayoría, estuvieran abiertos. Más de la mitad (52,5%) están con las persianas bajadas desde hace años. Ahora, el Gobierno de la ciudad quiere impulsar un proyecto que devuelva la actividad a estos rincones de venta y convivencia vecinal.

Tras una semana en la que el Mercado Central ha copado todas las atenciones, desde la Federación de Empresarios de Comercio y Servicios de Zaragoza y Provincia (ECOS) urge a un plan de comercio local que permita recuperar los mercados privados.

Ya en el 2003, recuerda el secretario general de Ecos, Vicente García, se advirtió de que su futu con las nuevas superficies comercial, acabaría tal y como ha terminado.

«El fenómeno de ir al supermercado, donde se puede encontrar de todo y llenar el carro, ha hecho mucho daño al comercio local. En los súper puedes comprar tanto en seco como en fresco», señala. Por ejemplo, el mercado de Valdespartera ha logrado su éxito gracias a la combinación de ambos productos, siendo el único con perecederos. «Esto es el elemento diferenciador al que hay que tender para aumentar las ventas», añade.

Según Vicente, estos establecimientos son «la locomotora de los barrios», «el corazón» de los distritos, como dijo el alcalde, Pedro Santisteve.

Para ello se necesita algo esencial: inversión. Se trata de mercados antiguos que desde su creación han ido mejorando sus instalaciones con la eliminación de barreras arquitectónicas, el arreglo de sus fachadas o el pintado de sus paredes. Pero, aun así, la sensación que proyectan es de estar «envejecidos y degradados». Que gran parte de los mismos tengan un alto porcentaje de puestos cerrados no facilita la entrada de los usuarios.

El consistorio ha presupuestado menos de un millón de euros para destinarlo a los mercados de barrio, sin contar el de Lanuza, cuyo proyecto es independiente. Según el estudio, los mercados tienen que modernizar su imagen para convertir en atractivas sus instalaciones. Además, los propietarios tienen que adaptarse a la demanda y a las nuevas necesidades incluyendo servicios alternativos como la venta a través de internet o la entrega a domicilio.