El Ayuntamiento de Zaragoza va a destinar un millón de euros para «revitalizar e impulsar» el comercio en los 45 mercados de titularidad pública (tres) y privada de la ciudad. Como recordó el edil Pablo Muñoz, desde 2008 se han perdido en Zaragoza catorce mercados y se ha reducido un 22% el número de puestos.

El comercio tradicional, incluidos mercados, carnicerías, fruterías, colmados, pescaderías no ha sabido adecuarse al ritmo de los tiempos. Es cierto que las grandes superficies, con sus políticas de precios, promociones y horarios han conseguido captar a un elevado núcleo de consumidores, pero no lo es menos que las tiendas pequeñas, las que dan vida a las calles y vertebran los barrios, no han estado a la altura.

La población y sus hábitos cambian con rapidez. Y si el horario de la carnicería de debajo de la oficina coincide exactamente con el de los trabajadores, difícilmente se escaparán a comprar. ¿Por qué no se puede cerrar a las tres y abrir más tarde?

Y si los compradores buscan comida preparada, ¿tan difícil resulta ofrecerles croquetas, carne ya elaborada, flamenquines? O un surtido de frutas diferentes, o las sardinas limpias…

Aunque la gastronomía esté de moda, como dicen algunos, lo cierto es que cada vez se cocina menos en los domicilio, al menos entre semana, limitándose la cocina, cada vez más, a una afición de fines de semana.

Y mientras la ciudadanía no recupere el placer de cocinar cotidianamente, el comercio deberá adaptarse a sus necesidades. Que son las citadas a las que cabe añadir muchas más, que podrán conseguir dar vida a mercados y comercios. Tontadicas como una buena música de fondo, un bar limpio en el mercado, wifi, atención telefónica o por internet, servicio a domicilio. Decenas de aspectos, para los que no hay más que viajar, fijarse y copiar. Solo así, como quiere el concejal, se podrá «invertir la situación» de consumo en las grandes superficies comerciales surgidas en el extrarradio.