La mujer de uno de los militares del Ala 31 que ayer partieron hacia Manás (Kirguizistán), explicaba horas después de despedirse de su esposo cómo éste se libró de la tragedia del Yak-42. Y tuvo unas palabras de afecto hacia las víctimas. "La memoria de los fallecidos está presente en este viaje, por supuesto. Mi marido perdió a nueve compañeros y sentía un gran cariño por muchos de ellos. Se salvó por un golpe de suerte, ya que debía viajar en el avión, pero cambió de vuelo por un problema familiar. Ahora, con los Hércules me siento mucho más segura". Sin embargo, esta mujer dejó bien claro que "nunca" se acostumbrará a las despedidas.