El presidente del tribunal tuvo que renunciar ayer a un miembro del jurado que había sido seleccionado cuando éste advirtió que la persona que iba a ser juzgada era conocida suya. Hasta entonces no había sido informado de la identidad del acusado. Fue reemplazado por un suplente. El magistrado presidente tuvo que repetir la fórmula del juramento, que exige al tribunal actuar "sin odio ni afecto y con imparcialidad". El juez recordó que los jurados no deben dejarse de influir por ninguna circunstancia ajena a lo que ocurre en la sala de vistas. "Lo que no está en el juicio no está en el mundo", dijo. Las partes yambién aleccionaron al tribunal para que sólo se apoyara en las pruebas presentadas para decidir sobre la responsabilidad del procesado en la autoría del crimen. No obstante, el fiscal también recordó que, a veces, "el fiel de la balanza de la Justicia está descompensado. El acusado puede dar su versión de los hechos, pero la víctima ya no puede decir nada".