Poeta

Ayer se presentó en El Corte Inglés el libro-disco que celebra el 50 aniversario de la OPI (Oficina Poética Internacional) y el café Niké, el ámbito donde se reunían los poetas zaragozanos. Un miembro destacado charla con nosotros.

--¿Quién inventó la OPI?

--Para mí, Miguel Labordeta, aunque hay muchas opis y muchos nikés . En los años 40 iban por Niké Ildefonso con Blecua, con Induráin. Luego empezaron a ir Miguel Labordeta, Pinillos, Tello, José Antonio Labordeta, Luciano, Gúdel... en fin. Estos iban sobre los años cincuenta.

--¿Y usted?

--Yo empecé a ir con el segundo bloque. Me acuerdo que la primera vez que entré al Niké, fue el 3 de enero del 63 y fui con Gúdel.

--¿Y qué hacían allí?

-- Para mí fue un gran descubrimiento porque no había escrito prácticamente nada, sino esos poemas birriosos dedicados a la novia, copiados de Bécquer. Allí, nos reuníamos los sábados por la noche y se hablaba. Si alguien tenía la osadía de enseñar un poema, todos a coro "¡Magnífico, formidable" Y si teníamos la suerte de que se iba, se comentaba que era una mierda.

--¿Eran unos chicos pedantes?

--Yo creo que no, más que nada éramos una cuadrilla de contestatarios. Pero algunos nos autocensurábamos para poder publicar. Una autoridad de Zaragoza que conocí por medio de Pablo Serrano, me dijo en una ocasión, que nos permitían publicar porque no nos leía nadie...

--¿Eran un poco gamberros?

--En el Niké no mucho, pero cuando íbamos de cenas, sí. Julio Antonio Gómez, sobre todo, tenía mucha chispa para gastar bromas.

--Usted, pese a ser autodidacta, está recogido en antologías importantes.

--Hay multitud de citas. Me han recogido más de veinte poemas en el departamento de español de la Universidad de California, en la Antología de Diego Marín, editada en Londres, una reseña y unos poemas en la Asociacion de Licenciados y Doctores de Estados Unidos, en antologías de Corea, en varios países del Este, en la antología de D´Ors, y un sinfin en sudamericanas, españolas y aragonesas.

--¿Qué le ha dado a usted la poesía?

--Creo que me ha hecho persona. Yo era un vulgar empleado de banca, con mis manguitos, mis misicas, y mis pensamiento anticuado, y todo eso lo rectificó el Niké.

--¿Se ha hecho a su entender el ensayo definitivo sobre la generación de Niké?

--No. Se han dicho montones de cosas, pero esas cosas según quién las escribe van variando. Como en todas las historias colectivas de este tipo hay tantas versiones como grupos y personas las integraron.