La villa, bien diferenciada del Principado de la nieve y las evasiones de impuestos, tiene, sin embargo, otras muchas facetas, que quizá concurran en sus posibilidades de salvación. Me refiero a la extraordinaria vitalidad que enriquece su vida diaria: sus centros educativos con más de cien profesores de infantil, primaria, media, especial, cuya proyección desborda muy positivamente las aulas; las actividades festivas (su papel principal en la jota; su celebrada Semana Santa; sus centros y asociaciones, muy numerosos); museos como el de la Jota, el minero, el traslado y restauración del poblado prehistórico de El Cabo; exposiciones, concursos, grupos musicales… Y una revista mensual municipal, Cierzo, y una emisora de televisión local, amén corresponsalías de prensa y radio.

Pero junto a todo eso y más, hoy quiero hablar del Centro de Estudios Locales de Andorra y su Comarca Sierra de Arcos (Celan) que sorprende y maravilla en su veinte cumpleaños a quienes no hayan seguido en esos lustros su extraordinaria fecundidad. Lo dirige el recién jubilado catedrático de Historia de su Instituto Javier Alquézar, motor incansable de ideas y trabajos, y en su entorno, destacaré a su «consejo de ministras»: <b>María Victoria Benito</b>, <b>Pilar Sarto</b>, Angelines Tomás, Rosa Pérez Romero, Peña Martínez, Josefina Lerma, Cristina Alquézar, <b>María Luisa Grau</b>, <b>Pil</b>ar Villarroya, Monserrat Martínez, Teresa Gamarra, Beatriz Ara… (que me perdonen los hombres, también muy valiosas sus colaboraciones, pero tan abundante y excelente la de las mujeres…).

Juan Mainer en un estudio con Julio Mateos recién aparecido en el nº 2 de Con-Ciencia Social (segunda época), evocan los años en que el primero fue profesor allí del Instituto, foco del que surgió todo esto, «sus principales protagonistas pertenecen a una generación que pronto hubo de aprender que la democracia que se estaba cocinando desde aquellas primeras elecciones de junio de 1977 y que terminó por cuajar en el texto constitucional del 78, iba a ser muy distinta de la que habían soñado y paladeado en sus lecturas», y hubieron de acarrear en estas dos décadas últimas «el aprendizaje de la decepción y la organización del pesimismo». Pero siendo eso cierto en otros muchos casos, este grupo tiene aún un empuje maravilloso, que voy a intentar resumir, para estimular una pequeña parcela de optimismo.

Ediciones en papel

Entre sus publicaciones impresas destacan la Revista de Andorra, anual, con trabajos de alto valor científico y crónica de la vida cultural; el semestral Boletín de Cultura e Información; una docena de monografías muy cuidadas en Cuadernos comarcanos (sobre las iglesias parroquiales, el monasterio del Olivar, los bosques, los iberos, etc.), Documentos históricos (libros sobre la revolución rusa, la gran guerra, los ecos de 1968, el siglo que cumplió la música de banda y el medio de los grupos de rock, memorias de Jesús Calvo Betés, la historia de los pantanos de Escuriza y Cueva Foradada, vida y trabajos de antaño, la vida rural…) y colaboración en ediciones y difusión de otras obras de comarcanos. Y en formato digital, las amplísimas noticias que alcanzan media provincia; los libros recomendados, que han acabado generando un utilísimo Boletín bibliográfico, que en su número uno aparecido en enero da cuenta de las publicaciones de los centros aragoneses con los que intercambia las suyas.

Otras revistas digitales: A tiro de piedra, con sugerencias viajeras y turísticas; Brújula sobre aspectos de Naturaleza y Ciencia; La Contornada (estudios sobre ermitas, mases, fiestas, viejas músicas y dances, viejos oficios, personajes de otrora, agua vida y paisaje); Lumière (de la Agrupación de Fotógrafos); La mina (historia, reconversión, problemas). Un asunto éste sobre el que el CELAN organizó unas Jornadas sobre el oficio de minero hacia 2005, con conferencias, estudios y un dossier. Y el librito El Carbón y el cuaderno Las Minas de la Comarca Andorra Sierra de Arcos, además de muchos artículos: es un tema recurrente.

No solo exposiciones

El grupo promueve exposiciones (fotogalerías, bienales de arte, concursos de relatos, edición de discos musicales, vídeos (como el magnífico Lumbre sobre la Encamisada de Estercuel, y colaboró en la recuperación del Dance de Santa Bárbara. Asombra y conmueve, aparte los atinadísimos temas y su tratamiento riguroso y ameno, un excepcional diseño gráfico, un cuidado comunicador excepcional. El grupo, adscrito al Instituto de Estudios Turolenses, colabora también eficazmente en su revista reciente y hermosísima, Turolenses.

Y entusiasma que, frente a los remilgos y dificultades de muchas páginas virtuales, todo se puede bajar en PDF, entrando fácilmente en su sitio y navegando por sus muchos recovecos: http://www.celandigital.com/25/index.php/celan.

Además, han promovido estudios sobre personalidades destacadas de la comarca: el científico Juan Martín Sauras, el gran artista de Crivillén <b>Pablo Serrano</b>, los pintores Alejandro y Nati Cañada, el escultor Fernando Navarro, el cantautor Joaquín Carbonell, los eruditos locales Ángel Cañada y A. García Cañada, o vinculados, como Fernando Aínsa con Oliete; e impulsaron, aunque la decisión fue del Ayuntamiento, homenajes y estudios sobre sus tres hijos predilectos: los fallecidos no hace mucho José Iranzo (El Pastor de Andorra, jotero inolvidable), Ángel Alcalá (catedrático en Nueva York, eminente humanista) y quien aquí firma, sin por ello sentir miedo a ser parcial. Al contrario: siento mucho orgullo de contar en mi propia villa natal con un centro tan vivo y ejemplar, que apenas tiene parangón (IFC y PUZ aparte) en los institutos Altoaragoneses y Turolenses. Sin duda, un modelo.

A fondo