Miles de personas secundaron la manifestación convocada ayer por los colectivos en defensa de la sanidad pública. La voz de cincuenta agrupaciones se unieron a la de multitud de ciudadanos en contra de la construcción del hospital privado de Zaragoza y en defensa de la sanidad pública, gratuita, universidad y de calidad. Según Policía Nacional, la cifra se acerca a los 2.000 participantes, 1.800, y sin producirse incidentes. Mientras que la organización habla de en torno a 4.000 personas.

«Llevamos muchos años defendiendo que van esquilmando la sanidad pública y cada vez hay más recortes y el macrohospital ha puesto la guinda, y no nos parece la mejor manera de apoyar la sanidad pública», expresó Olga Belenguer, representante de CGT, uno de las agrupaciones, que junto a asociaciones de barrios, plataformas sanitarias o sindicatos, entre otros, organizó la cita.

La concentración se dividió en un largo y gran bloque de tres columnas, estableciendo la distancia de seguridad entre los asistentes, los que portaban mascarilla e iban unidos por una cuerda.

Juana, una de las participantes, se colocó el equipo de protección individual -realizado con bolsas de basura- que muchos sanitarios han vestido durante los días críticos de la pandemia. Aunque ella trabaja en la sanidad privada, elige y defiende la pública, «que es a la que yo voy cuando me pongo mala», dijo.

A los aplausos de los asistentes se sumaron los de los viandantes, que se vieron sorprendidos por la magnitud de la concentración, que caminó desde la Plaza San Francisco hasta la del Pilar. Algunos se unían a la marcha y otros se animaron a cantar los lemas a viva voz. «Gobierne quien gobierne, la sanidad se defiende», gritaron a la altura de la Plaza Paraíso, desde donde el coche que encabezaba la fila informó por un megáfono que la manifestación se alargaba hasta el Parque José Antonio Labordeta.

La reivindicación sirvió también para recordar la dura realidad que viven los centros residenciales. «Los recortes matan y esto no puede seguir así», explicó Jesús Maestro, un zaragozano que acudió como «un ciudadano más» y emocionado señaló que padece la situación de las residencias. «Tengo a dos personas allí y lo estamos pasando muy mal, está siendo muy duro y nos afecta la falta de información y de transparencia», comentó. «Realmente estoy aquí por eso», subrayó.

Muchos jóvenes se unieron a la convocatoria, Alba, que es hija de una médica, defendió que «queremos que haya una inversión sólida, también condiciones laborales dignas para todas las sanitarias que nos están cuidando, tenemos que cuidar a quien nos cuida», apuntó.

A los millares de ciudadanos en Zaragoza se sumaron muchos otros en diferentes puntos de la comunidad, como Fraga, Sabiñánigo, Teruel, Monzón o Huesca, así como en ciudades a escala nacional.