Miles de bombos y tambores aguardan en silencio el momento de romper la hora en los pueblos del Bajo Aragón turolense, la manifestación más genuina de la Semana Santa aragonesa que dio a conocer internacionalmente el cineasta calandino Luis Buñuel.

Andorra, Alcorisa, Alcañiz, Calanda, Híjar, La Puebla de Híjar, Samper de Calanda, Albalate del Arzobispo y Urrea de Gaén son los pueblos que mejor protagonizan esta tradición y que se reúnen en la asociación de la Ruta del Tambor y el Bombo de la Semana Santa. Durante tres días, decenas de miles de personas abarrotan estos pueblos y provocan y se someten a un rito ensordecedor que culmina, con pequeños paréntesis, el Sábado de Gloria.

Híjar y Calanda son dos de las poblaciones más representativas de este ritual que rememora la muerte y pasión de Cristo, aunque no los únicos, porque esta tradición está muy extendida, tanto en la provincia de Teruel como en la de Zaragoza.

En Híjar, donde se celebra una feria del tambor, en la medianoche del Jueves Santo, las cuadrillas de bombos y tambores, con sus miembros vestidos con sayas negras, esperan en la Plaza Mayor a que el alcalde dé la señal para comenzar a golpear los parches hasta la extenuación, informr Efe .

Las cuadrillas recorren las calles tocando con fuerza sus bombos hasta que a las dos de la madrugada del Viernes Santo comience la procesión de los Despertadores, un paréntesis de silencio, que vuelve a romperse ya sin descanso.

En Calanda, se rompe la hora a mediodía del Viernes Santo, cuando el alcalde golpea con su maza un gran bombo, uno de los mayores del mundo, montado en 1973.

120 DECIBELIOS Con sus sayas celestes, miles de tocadores concentrados en la plaza del ayuntamiento comienzan a golpear sus tambores con tal intensidad que se han llegado a medir los 120 decibelios, casi al límite de resistencia del oído humano.

En todos estos pueblos se rompe la hora en la noche del Jueves Santo, salvo en Calanda y Alcañiz, donde los tocadores comienzan en Viernes Santo a salir de sus casas para concentrarse al mediodía en la Plaza de España. La rompida se ha convertido en una gran atracción turística a la que se acercan miles de visitantes.

Otro punto de atracción está en Alcorisa, donde la tarde del Viernes Santo 300 vecinos representan la pasión y muerte de Cristo.

En los últimos años, el toque de tambor y el bombo se ha extendido por buena parte de la geografía aragonesa e incluso cuadrillas turolenses se desplazan a la Semana Santa en Valencia. En Teruel, el Viernes Santo a mediodía se rompe la hora con el bombo más grande del mundo, construido en 1994 por el campanero de la catedral, José Ubé.

Durante estos días, toda la provincia de Teruel se identifica con el sonido del tambor y lugares ajenos a esta tradición como los pueblos de la Sierra de Gúdar han incorporado esta tradición a su Semana Santa.