La sal se ha convertido en las últimas semanas en un bien muy preciado debido a la nieve, un elemento del que Remolinos (Ribera Alta del Ebro) tiene uno de los mayores tesoros en España. Las históricas nevadas que ha dejado a su paso la borrasca Filomena en Aragón y buena parte del país han hecho imprescindible su uso para que calles y carreteras volvieran a ser transitables. La mayor parte de las toneladas esparcidas han salido de esta localidad zaragozana, que es el principal productor nacional de sal para vialidad invernal. Se extrae de la mina María del Carmen y la explota la empresa Ibérica de Sales, que pertenece al grupo vasco Minersa. Hasta 4.000 camiones han entrado y salido del pueblo en solo diez días para distribuir por todo el territorio nacional 100.000 toneladas del producto milagroso para derretir el hielo.

La empresa ha hecho su particular agosto con el temporal de frio, llegando a triplicar y cuadruplicar la demanda diaria de sal. En menos de dos semanas ha servido una cuarta parte de su producción anual, que supera las 400.000 toneladas. Estas cifras constatan la magnitud del temporal de frío vivido. La instalación ha llegado incluso a batir su propio récord de distribución diaria. Fue el lunes 11 de enero, cuando media España estaba cubierta por el manto blanco y la circulación era imposible en centenares de carreteras. Ese día salieron de aquí 17.000 toneladas en más de 700 camiones, el registro más alto jamas alcanzado, según los datos facilitados por fuentes locales, ya que la compañía no ha querido participar en la elaboración de este artículo.El trasiego de camiones ha sido frenético en las instalaciones de Remolinos donde a lo largo del año se almacena la sal extraída. Ibérica de Sales dispone también de otro almacén en el polígono Plaza de Zaragoza, que tampoco ha parado estos días de servir pedidos. La compañía es líder en sal para vialidad y la segunda de todo el sector, con una facturación de 12,6 millones de euros en el 2018 (último dato disponible), solo por detrás de Unión Salinera.

Pujanza de la actividad

Pujanza de la actividad No solo vende a España. También exporta a Francia (sobre todo al sur), Reino Unido, Alemania, Andorra o Italia. El 60% de la producción se destina a limpieza vial y el resto para la fabricación de piensos, la descalificación de tuberías (salmuera) o el curtido de pieles. También se comercializan bloques de sal para el ganado. En los últimos años se han llevado a cabo importantes inversiones para conseguir calidades de mayor pureza, con granulometrías más finas que pueden destinarse a usos alimenticios y abrir nuevos mercados.

Actualmente solo se extrae sal de la mina María del Carmen, que se compone de una cuadrícula minera de más de 1.500 hectáreas, de las que solo se llevan explotadas 300. El avance anual es de entre seis y siete hectáreas, con que el potencial del yacimiento es todavía muy elevado.

Se trata del único ejemplo de minería subterránea que queda activo en Aragón, junto con el de óxido de hierro de Tierga. El método de extracción es con cámaras y pilares que forman 200 kilómetros de galerías y 70 calles de hasta 20 metros de ancho y seis de alto, algunas de ellas asfaltadas. Otra parte creciente de la producción --unas 30.000 toneladas al año, el 7% del total-- se obtiene de la cristalización de la sal en las lagunas construidas, que en pocos años han multiplicado por seis su extensión, hasta 30 hectáreas.

Visitas turísticas a la mina

Las minas de sal de Remolinos, que se vienen explotando desde tiempos remotos, fueron aumentando progresivamente la producción en el siglo XX. En 1970 había hasta siete explotaciones y en los 80 se fusionaron las mayores empresas salineras que había —Sales Orbea, Industrial Salinera Aragonesa (Indusal) y Purasal— para formar Ibérica de Sales, que pasó a controlar las concesiones importantes. Minersa se hizo con el 100% de la compañía en el 2017 por casi 100 millones de euros.

La empresa cuenta hoy con una plantilla propia que ronda los 40 trabajadores, pero emplean a otras 15 personas más a través de una empresa externa que le da servicio en los momentos de más actividad.

La actividad goza de buena salud. «La empresa está en plena progresión. Es rentable y en los últimos cinco años ha hecho inversiones impresionantes», destacó el alcalde de Remolinos, Alfredo Zaldivar, quien se muestra orgulloso de la mina y la buena marcha del negocio, lo que hace que la localidad destaque en el mapa nacional. A pesar de ello, el municipio no ha logrado frenar la caída de población, que ahora es 1.060 habitantes, 600 menos que hace 40 años. En la extracción de sal trabajaban entonces 200 personas. Ahora son 50, pero producen cuatro veces más que antes por la modernización de la mina.

Para cambiar las tornas y tratar de sacar más jugo a esta riqueza minera, el ayuntamiento está estudiando la manera de que se convierta en un recurso turístico, siguiendo el ejemplo de yacimientos como el de Cardona, y puedan volver visitarse las minas, como ocurría hasta hace 15 años cuando se dejaron de hacer por la normativa de seguridad. «No podemos ir como antes, que los autobuses se metían dentro de la mina, pero sí que una parte que no esté en explotación sea visitable. Estamos trabajando en ello», explica Zaldivar.