Aragón no escapa al aumento generalizado en la incidencia de la miopía, el defecto ocular más frecuente. Uno de cada cinco aragoneses, según los expertos, sufren este problema de refracción por el que el paciente percibe borrosos los objetos lejanos, por lo que alrededor de 260.000 personas serían miopes en la comunidad. Aragoneses.

El incremento detectado por los expertos en los últimos años respondería a varios factores, entre ellos, el uso cada vez más asiduo de pantallas electrónicas, una iluminación interior insuficiente o la falta de luz solar natural. «Hasta hace una década los factores genéticos siempre se habían considerado los más importantes, pero, desde entonces, se han puesto en evidencia factores ambientales. Y eso viene derivado del importante aumento de la miopía en muchos países, sobre todo en el sudeste asiático, que no se puede justificar solo por ese factor genético», expone Antonio Sánchez, especialista del área de Oftalmología del hospital zaragozano Miguel Servet y coordinador de la unidad de segmento anterior.

FACTORES

Así, entre los factores ambientales siempre se había ponderado el nivel educativo (una insuficiente iliminación, por ejemplo, en el interior de un aula), el trabajo en visión próxima (pantallas de ordenador u otros aparatos) o el estilo de vida urbanita, como los que más habían contribuido a favorecer el desarrollo de la miopía, pero «últimamente se toma en consideración las actividades al aire libre por la exposición a la luz solar, lo que se asocia con una disminución de la prevalencia y desarrollo de este defecto de la visión. De hecho, este factor se considera más relevante que las pantallas de visión próxima, a lo que no se le concede tanta importancia», explica Sánchez.

Pero hay otros aspectos que podrían estar relacionados. Es el caso de la dieta. Desde algunos sectores se considera que un mayor consumo de hidratos de carbono provoca mayor nivel de insulina, lo que involucraría directamente a la miopía. «Pero todo son versiones porque se desconoce todavía la conexión clara. Son evidencias que, en todo caso, precisan de una confirmación más definitiva.

En ese caso, hay algunos factores ambientales, como la exposición al aire libre o aumentar la luz artificial en el aula que son fácilmente modificables y, de este modo, si esa asociación se confirmara, sería muy fácil de resolverse intensificando la luz en clase y promoviendo más actividades al aire libre», añade el oftalmólogo.

JÓVENES

El caso es que la prevalencia está aumentando de forma generalizada y el incremento de miopes se está haciendo notar en las consultas. También en los centros que operan este defecto, una opción cada vez más elegida, sobre todo, por los jóvenes. «Hay que tener en cuenta que la miopía es una de las principales causas de disfunción y discapacidad que existen».

Una miopía por encima de las dos dioptrías limita mucho las actividades sociales y laborales y los que optan a acceder a las fuerzas armadas, bomberos o Policía exigen una prueba de actividad psicofísica en la que se descarta a los miopes aunque lleven lentes de contacto. Eso es uno de los factores que explica que cada vez más jóvenes acudan a operarse a las clínicas que practican la cirugía de la miopía para superar esas pruebas y acceder a esos puestos», explica el especialista del Servet.

El gran peligro de la miopía es cuando esta supera las 6 dioptrías, ya que entonces pasa de ser considerada simple a patológica y ese ojo reúne más posibilidades de desarrollar cataratas, glaucoma -una enfermedad que daña el nervio óptico del ojo por aumento de la presión intraocular y que puede causar ceguera si no recibe tratamiento- y alteraciones de la retina. «Y eso es mucho más preocupante», advierte el doctor Sánchez.