Miralbueno, en sus orígenes un barrio rural, ha pasado a convertirse en muy corto espacio de tiempo en un distrito urbano con una población media mucho más joven que años atrás. Ha sido tal el desarrollo urbanístico que, de los 3.500 habitantes desde el inicio de la legislatura, se ha pasado a 7.500 en la actualidad, y se espera que a corto plazo oscile entre los 15.000 y los 18.000. Como es lógico, y si el Ayuntamiento de Zaragoza y el Gobierno de Aragón no lo remedian, este distrito quedará carente de servicios e infraestructuras y sus habitantes verán mermada su calidad de vida. Algo que muchos eligieron a la hora de adquirir sus vivienda.

Y como ejemplo, citaremos la ausencia de escuela infantil. Si bien se está realizando un proyecto de ampliación de un módulo en el colegio Julián Nieto para que se instale allí la guardería, esperamos que la obra no tarde tanto como la redacción del proyecto. Paralelamente, el Ministerio de Educación debería iniciar con urgencia el diseño de un nuevo centro escolar de dos vías, para poder inaugurarlo en tres años. No sin olvidar la remodelación, modernización y acondicionamiento, del actual Julián Nieto y del instituto Miralbueno.

Otro ejemplo es la falta de un centro de día. Debería estudiarse con urgencia la posibilidad de ampliar las actuales instalaciones del mayor ubicadas en el edificio del centro cívico, porque no se puede olvidar que vienen jóvenes a vivir a Miralbueno, pero también personas mayores. Cada mes se dan de alta en el centro una media de 20 personas.

También la sanidad merece atención. Miralbueno dispone de un moderno centro de salud, pero sin especialidades médicas. Los vecinos tienen que desplazarse hasta el Inocencio Jiménez o el hospital Clínico, cuando sería más conveniente sacar partido a esas instalaciones nuevas implantando especialidades aquí.

En cuanto a las zonas deportivas, están limitadas al centro deportivo municipal y a un inacabado campo de béisbol. También al proyecto de un polideportivo que ya se retrasa demasiado y del que todavía no vemos clara la fecha de inauguración. Miralbueno debería contar con urgencia con ese pabellón, con campo de fútbol de césped artificial, y con gradas en el campo de béisbol (no olvidemos, que es un referente de este deporte para nuestra ciudad).

Algunos de nuestros parques se encuentran en un estado lamentable de conservación y se debería acondicionar los existentes. También construir nuevas zonas verdes, en los espacios que ya se han cedido para ese fin que que no se han acondicionado como tales.

Por otro lado, la movilidad urbana se ha consolidado como otro de los grandes problema de Miralbueno. Ahora cubren el servicio las líneas 53 y 25. La primera ha mejorado desde que se dividió la ruta, pero no podemos decir lo mismo de la segunda, que sigue siendo una línea excesivamente larga con una frecuencia que oscila entre los 20 y 30 minutos en hora punta. Además de reducir las esperas, se debería estudiar prolongarla hasta la Torre Marina, la urbanización final de barrio, para que así pueda dar servicio al las personas del diseminado de Miralbueno. Otro punto a analizar sería la prolongación de la línea 21 que tiene su final en Oliver.

Los accesos a Miralbueno también nos preocupan. Ahora se dispone de una entrada tercermundista por la carretera del aeropuerto (junto con el de Lugo, los dos peores de España), de un acceso provisional que construyó el centro comercial Augusta cuando se instaló (tan provisional que un servidor ha perdido la cuenta de los años que lleva en funcionamiento y que desde hace ocho meses se encuentra cortado por la obras de urbanización de U-56.1); y de una tercera entrada por Ibón de Plan. Este último es bueno hasta que llegamos al embudo de la mencionada carretera del aeropuerto, atascado a cualquier hora del día. ¿Un vial de cuatro carriles que va a morir a una nacional tercermundista, que además ya es incapaz de soportar su propio trafico?.

Nos dicen que en un par de meses se ejecutarán las obras de entrada y salida a la Ronda Norte. Estupendo. Pero esperemos que no se les ocurra desviar el tráfico por el camino del Pilón.

Sin perder su identidad, debemos trabajar todos unidos para que Miralbueno, un distrito joven, se convierta en un barrio moderno y funcional donde se nos garantice la mejora de la calidad de vida.