El colegio Montessori ha solicitado al Ayuntamiento de Zaragoza la recalificación para usos terciarios del viejo colegio Lestonnac, abandonado y en desuso desde hace nueve años. El edificio lo adquirió el centro educativo privado en el 2012 con la intención de abrirlo en septiembre del 2013 --así lo indica hasta un cartel informativo instalado aún en la valla que protege todo el recinto-- pero contaba con que el Departamento de Educación del Gobierno de Aragón aceptara una concertación que le fue denegada y ahora ha pensado en acudir a una fórmula de usos mixtos con los que darle una salida airosa a su inversión, una mezcla de actividad comercial con educativa con la que rentabilizar el pago.

Pero para conseguirlo necesita el respaldo de la mayoría del pleno del ayuntamiento y no se antoja una decisión sencilla, puesto que no parece que las diferentes asociaciones vecinales del entorno vayan a aplaudir una decisión que podría perjudicar al ya dañado comercio de proximidad del barrio de Torrero.

UNA SALIDA AIROSA Porque aparte del simbolismo que tuvo el histórico colegio Lestonnac y los avatares que ha sufrido desde que las monjas de la Compañía de María decidieran echar el cierre, la aparición de Puerto Venecia y las consecuencias de tener al lado una gran superficie comercial también se ha hecho notar en el distrito y sus comerciantes.

Pero Montessori tiene claro que esa es una salida airosa después de que se haya descartado por completo su proyecto educativo en el viejo Lestonnac. Su inversión millonaria iba entonces dirigida a crear un nuevo colegio que sirviera para dar continuidad a los alumnos de Infantil que tiene actualmente en su centro de Romareda. Así, este proyecto preveía ofrecer hasta tres vías nuevas en cada uno de los cursos de Primaria y Secundaria que pretendía ofertar.

Pero los nuevos dueños del Lestonnac también se han dado cuenta de que la demanda para centros educativos privados ha caído en los últimos años, por los devastadores efectos de la crisis económica, y que sin la concertación de la DGA era inviable sacarlo adelante. Así que la recalificación a terciario ahora se antoja vital para acabar con casi una década de abandono, para generar otros ingresos con los que amortiguar la previsible escasa demanda. Y una firma comercial podría estar ya interesada en instalarse allí.