La celebración de la Morisma, que conmemora un acontecimiento histórico de las guerras entre moros y cristianos, vivió la noche del pasado sábado su 20 aniversario desde que fue declarada fiesta de interés turístico de Aragón.

La conmemoración, que en el 2020 celebrará su 50 aniversario desde que fue recuperada tras mucho tiempo caída en el olvido, volvió a movilizar a 500 vecinos de Aínsa bajo una potencia lumínica de 86.000 voltios.

En la representación el momento culminante es la aparición de una cruz iluminada sobre una carrasca, que fue seguido por el numeroso público que, como todos los años, se dio cita en la plaza Mayor de la capital del Sobrarbe, que tiene el título de uno de los pueblos más bonitos de España.

Una de las novedades más importantes de este año ha sido el relevo generacional que se ha producido en papeles como el del rey moro, las mujeres mora y cristiana y en los dichos de Araguás y La Cajigosa, que en varios casos han pasado de padres a hijos.

En esta ocasión, el que ha sido rey moro durante 17 años, Luis Lascorz Cortina, ha cedido el testigo a su hijo Luis Lascorz Bernad, de 23 años. En este sentido, el directo artístico de La Morisma, José Miguel Chéliz, destacó la importancia de «la incorporación de jóvenes», así como el esfuerzo de los debutantes para hacer su papel lo mejor posible.

Entre los asistentes a la recreación figuraba José Luis Soro, consejero de Vertebración Territorial del Gobierno de Aragón, que resaltó el «pedigrí» de la fiesta, su rigor histórico y el hecho de que participen «tres generaciones». Por su parte, Enrique Pueyo, alcalde de Aínsa, subrayó que el empeño del consistorio es que La Morisma alcance la consideración de fiesta de interés turístico nacional.

FUERTE ARRAIGO / Berta Fenández, delegada de Cultura de la Diputación Provincial de Huesca, incidió en que se trata de una representación «centenaria y tremendamente arraigada en los vecinos de Aínsa».

El origen de la celebración de La Morisma se remonta al año 1676, cuando las Cortes de Aragón, reunidas en Zaragoza, concedieron 10 libras jaquesas para la representación de esta fiesta con fondos del erario público. Y, en 1716, Felipe V, por medio de un real decreto, dispuso que se mantuviera el pago de esa cantidad.

Además de su valor histórico y como actuación teatral que supone la participación de numerosos vecinos, La Morisma constituye un atractivo turístico de primer orden que lleva a Aínsa a centenares de personas en cada una de las ediciones.