La implantación, hace siete años, del Plan de Atención Ictus ha logrado un descenso en la mortalidad global del 34% en los hormbres y del 39% en las mujeres en Aragón, lo que supone una media aproximada del 37% en la última década. Así lo indicaron ayer tanto el consejero de Sanidad, Sebastián Celaya, como la Asociación Ictus de Aragón (AIDA) en el inicio de los actos en torno al Día Mundial del Ictus que se conmemora el próximo domingo con el lema Comprometidos contra el ictus.

A pesar de ello, las enfermedades cerebrovasculares continúan siendo la primera causa de muerte en términos generales -la primera en la mujer y la segunda en el varón-. Pero la implantación del código ictus, que acercó el tratamiento de la fibrinolisis -administración de un fármaco encaminado a disolver el trombo que ha causado el ictus- intravenosa a todos los sectores sanitarios, ha conseguido una espectacular reducción en el número de fallecimientos. Durante el pasado año, 213 pacientes aragoneses pudieron beneficiarse de este tratamiento con buenos resultados funcionales.

La última incorporación de tratamiento para el ictus en Aragón ha sido el neurointervencionismo, tratamiento que permite la extracción mecánica del trombo, incorporado en la cartera de servicios a finales del año pasado y del que se han beneficiado ya 113 pacientes.

La enfermedad cerebrovascular o ictus es uno de los problemas sanitarios de mayor importancia de salud pública mundial. Representan la segunda causa de muerte en el mundo, la primera de discapacidad en las personas adultas y la segunda de demencia. Los pacientes tienen mayor riesgo de presentar posteriormente una nueva demencia.

En su visita a la inauguración de la jornada informativa a los ciudadanos celebrada en la plaza San Francisco de Zaragoza, Celaya destacó, entre las medidas de mejora que se han ido implantando progresivamente, las camas especializadas para los cuidados de los pacientes que han sufrido un ictus, «que han demostrado la mejora en la supervivencia y la disminución de complicaciones durante el ingreso», dijo.

Sin embargo, AIDA pide que se mejore el acceso de los pacientes a los tratamientos de rehabilitación y la detección precoz de las secuelas cognitivas. La entidad reclama más unidades de ictus en todos los sectores, con personal de enfermería, con una formación específica y que todos tengan los materiales que precisen para una correcta atención de los pacientes, así como una «especial sensibilidad» con las personas que tienen escasos recursos, para que no tengan impedimentos para acceder a estos tratamientos.